.
Pero ellas no justifican la violencia. Hemos hecho un camino como país de
mayores encuentros y acuerdos por la vía de las instituciones, esto es, el diálogo
y los representantes ciudadanos. Es la forma de construir país; el camino para
la solución de conflictos.
Por lo mismo, nada
más democrático que las primaras de este domingo. Todos tuvieron la posibilidad
de aparecer en la papeleta. Era cosa de juntar unas pocas miles de firmas. Y si
no es ahora, podrá hacerlo en Noviembre. Sabemos que se requieren correcciones
al sistema, de manera tal que todos los grupos sociales se sientan integrados. Pero
el camino es y será el diálogo y respeto mutuos.
Soy un hincha de
la democracia. Como tantos, viví las prohibiciones y restricciones impuestas en
un pasado triste y lejano de esta copia feliz del Edén. Por lo mismo, tanto más
aprecio lo que hemos construido. La democracia supone responsabilidad, tolerancia,
respeto al otro, libertad, derechos y deberes. Surgen voces aisladas que cuestionan
la democracia con eso de que es “la menos mala de las formas de gobierno”. Lo
repiten al tener pocas ideas, porque desconfían de las propias y requieren de
la violencia para imponerse. Gracias a Dios, son los menos.
La democracia es
intrínsecamente cristiana. No nació en la Grecia socrática, como se dice. Lo
que ellos entendían por democracia era un club de buenos amigos, que excluía la
participación mayoritaria. La democracia nace a la luz de una fe que ve en el
otro un igual y no un distinto. Es en ese contexto, en el cual cada uno se
plantea ante la sociedad y ante el otro como un igual, donde ella es posible. En
otras constelaciones culturales ello es imposible, como se observa hasta hoy. Solo
donde reina la visión cristiana del hombre, ha sido posible la democracia real
y participativa.Si bien nuestra democracia
requiere de arreglos, es sólida. Tan sólida, que nos podemos dar el lujo de
integrar a quienes atornillan al revés y, en el fondo, no creen en ella.Contamos con un centro
amplio y grande. La inmensa mayoría de los chilenos desconfía de quienes ofrecen
imposibles, predican la violencia, pretenden imponerse a punta de predicar
miedos y divisiones. Esa misma mayoría quiere paz, justicia, mayor libertad y
equidad, concordia, trabajo y respeto.Es fácil
destruir. Lo difícil es construir. Es simplón sembrar odio. Lo exigente es edificar
en paz, aportando ideas y buscando acuerdos. Quienes “odian el sistema”
muestran no solo un profundo desprecio a sus vecinos sino, lo peor, a los más
pobres, quienes han visto postergadas sus demandas.Cada cual cuenta
con un gran arma para imponer sus ideas: el voto ¿No le gusta ningún candidato?
Vote nulo o en blanco ¿Quiere esperar hasta Noviembre? Que no sean otros los
que decidan por usted. Somos responsables de nuestra democracia; de
construirla, de mejorarla; de sumarnos y no restarnos al proyecto de país.
Hugo TagleTwitter:
@hugotagle