Siendo una práctica estrictamente humana,
jamás pude entender la educación como una experiencia fría, sin alma, en la
cual los sentimientos y las emociones, los deseos, los sueños, debieran ser
reprimidos por una especie de dictadura racionalista. Paulo Freire
Hace menos de una semana, en la
comuna de Recoleta, Santiago de Chile, sucedió un hecho que ha remecido tanto
la opinión pública, como también a todos los sectores educacionales, en el que
un niño de tan solo 9 años falleció, la familia del menor categorizo
enérgicamente el lamentable hecho como un conflicto de Bullying que sufría
dicho menor, pero que el Alcalde de dicha comuna solo lo etiqueta como un
“accidente confuso”
“No
existe ninguna denuncia concreta, tampoco existen antecedentes de Bullying, no, no estamos de acuerdo. Se
explica por un accidente entre dos niños
de 10 años”Radio Bio Bio
Este lamentablemente hecho solo hace
más evidente lo que muchos alumnos y alumnas tienen que vivir día a día tanto
en recintos educacionales como en los alrededores de estos, existen muchos “accidentes”
que se podrían traer a la palestra sobre casos que han sufrido la mirada
indiferente y cruel de sus pares; por ejemplo el caso emblemático de Pamela
Pizarro en la ciudad de Iquique en el año 2006, en el que luego de sufrir
constantes burlas en su colegio toma la lamentable decisión de quitarse la vida.
Se podría hacer un lista innumerable
de casos tanto en Chile como en todo el mundo, donde algunos exacerban las
diferencias que tienen con algunas personas, generándole enormes cicatrices que
en el menor de los casos son físicos, el daño psicológicos que sufren es aún
mayor y mucho más dolorosas, un daño que moldea todo la personalidad de la
persona, como también a sus familias, que ven impotentes cómo sus hijos o hijas
caen en un abismo de tristeza y desamparo.
El punto, por lo tanto, es ¿Qué
pueden hacer los establecimientos educacionales para evitar que se vuelva a
repetir el caso de Pamela?, qué es lo que podemos hacer los docentes para que
nunca más se vuelva a repetir estos casos tan tristes, que solo oscurece esta
hermosa etapa de los alumnos y alumnas, y aun más ¿Cómo se podría generar un
ambiente optimo para la docencia si se permiten que este fenómenos se produzca?
En cada aula, en cada colegio de
todo Chile se logran ver diferentes individuos, cada uno con sus evidentes
diferencias y es de esta manera como deben ser tratados, cada alumno y alumna
es absolutamente diferente, asimismo se debe generar un aprendizaje desde sus
primeros años en el sistema educativo, desde la educación parvularia, pasando
por la educación básica y finalizando en la educación media, y que finaliza en
la relación que tiene el individuo con la sociedad en su totalidad. En el que
se valoren los aspectos para un buen ambiente; de una buena convivencia
escolar.
De esta manera, es absolutamente
menesteroso que en todo establecimiento educativo se generen planes para
profundizar un buen ambiente, libre de problemáticas para los y las jóvenes que
se encuentran allí, así generar, por un lado, un ambiente optimo para el
ejercicio educativo, como también, la construcción de un ambiente en el que los
alumnos y las alumnas se logren desenvolver en su amplitud; “Instaurar el sistema de convivencia escolar
que posibilite acompañar el crecimiento de los niños adolescentes y jóvenes,
promoviendo su desarrollo como sujeto de derecho y responsabilidades, es decir
ciudadanos”[1]
El enfoque en que debe ser
canalizado una mejora para producir una convivencia
escolar con la finalidad de promover un cambio significativo en los
establecimiento educacionales es tarea de todos los que se involucran con ésta,
desde los alumnos y alumnas que tienen una mayor cercanía con estos conflictos
y por quienes se busca la generación de esta convivencia, como además los docentes que tienen la tarea de guiar
y ayudar en los procesos de los y las jóvenes, así mismo los apoderados que
debe ser un eje de igual importancia como los alumnos y alumnas, ya que ellos
están en mayor relación con los /as estudiantes, sin dejar de lado los
funcionarios de los establecimientos, todos forman el conjunto de los
establecimiento donde debe producirse este mejoramiento, o profundización.
De esta manera se debe comprender
que para lograr que se manifieste ésta se vaya estableciendo unos cimientos más
fuertes en la convivencia, debe ser
conceptualizada en primera instancias por los y las docentes que tienen mayor
contacto con los niños y niñas que están en una etapa complicada, en la
adolescencia, que como el mismo concepto lo define, adolecen de madurez, para, en ocasiones poder resolver o ayudar en
la mejora de la convivencia, asimismo; “a través de la educación se facilita la
adquisición y construcción de valores, actitudes y conocimientos fundados en el
respeto de los derechos humanos; se asegura la convivencia en entornos
caracterizados por la pluralidad y la diversidad cultural; se aprende a
convivir de manera pacifica con los conflictos; y se evita y previene la
violencia… es necesario considerar la convivencia escolar como un proceso
caracterizado por una especial relación comunicativa entre los miembros de la
comunidad educativa”[2]
La convivencia escolar es la construcción de un cambio, ya no enfocándose
en los aspectos negativos que puedan subyacer el constante roce que puedan tener las personas, por el hecho mismo de ser
personas absolutamente diferentes, sino al fortalecimientos de todos los
aspectos positivos que se consideran
en la mutua relación entre individuos de diferentes condicionamientos y
consideraciones subjetivas, por lo que, en este cambio de enfoque en el que
deben ser profundizados los aspectos más positivos de una persona entra
directamente aquellos conocimientos que pueden ser tratados desde los docentes,
así, en esta formación docente – alumno /
a es donde se deben presentar esta aparición de valor que en ocasiones no
se encuentran en los alumnos y alumnas, por la indiscutible razón de que cada
uno de ellos y ellas vienes de crecimientos diferentes, lo que generó, por lo
tanto, innegablemente, una diferencia en todos sus conocimientos y en la manera
en que cada uno ve el día a día; “La convivencia escolar, desde este Angulo,
alude, fundamentalmente, a uno de los temas básicos de la pedagogía: el aprendizaje,
es decir, el proceso por el cual un
sujeto adquiere o desarrolla una nueva conciencia y conocimiento, que le
proporciona nuevos significados”[3]
Dicho desde lo anterior, no es solo
una tarea exclusiva del docente, sino que, evidentemente, de los y las alumnas
que participan en la construcción de sus propios conocimientos y de los caminos
que están trazando para la formación de sus vidas, es así mismo como la convivencia escolar debe ser un eje
primordial en todo establecimiento, por que, más allá de que se evitarían grandes
y graves conflictos entre ellos mismos, se entregan los valores necesarios para
que puedan desenvolverse adecuadamente en la sociedad, basándose en el respeto
mutuo y en la tolerancia, como además, mejorar la Inteligencia Emocional; “La Inteligencia Emocional: Habilidades tales
como ser capaz de motivarse y persistir frente a las decepciones; controlar el
impulso y demorar la gratificación, regular el humor y evitar que los
trastornos disminuyan la capacidad de pensar, mostrar empatía y abrigar
esperanzas”[4]
La tarea de la convivencia escolar, por lo tanto, es una tarea de todos, por lo
que, es imposible generar UN solo plan de convivencia
escolar para todo el espectro de establecimientos, razón por la cual, en la
construcción de un plan debe ser inverso, cada establecimiento, asumiendo sus
propias diferencias está en la obligación de partir desde ahí, desde su
autentica diferencia, desde sus alumnos / as, para finalmente construir un
mejor clima escolar; “El clima escolar es
definido como un conjunto de interacciones y transacciones que se generan en la
tarea educativa en una situación espacio – temporal dada (Venezuela y Onetto,
1983)”[5]
La convivencia escolar, más allá de producir cambios en el clima
escolar, esto genera una mejora en los aprendizajes de todos los y las alumnas,
que a grandes rasgos, es lo más trascendental de este concepto, porque no tan
solo ayuda a que los y las alumnas estén más cómodos en los establecimientos,
sino que, además, se producen más y mejores aprendizajes, y es algo casi
evidente, si ellos y ellas se sienten mejor en los establecimiento, esto
causará que tengan una cantidad asombrosa de aprendizajes significativos que no
se tenían considerados en un principio; “La convivencia, entendida así, no se
refiere a espacios de esparcimiento, sino que es parte medular del acto
educativo, relacionándose con el aprendizaje y la formación de la ciudadanía. En
este sentido, el MINEDUC, puntualiza: La experiencia nos permite afirmar la relación
que existe entre calidad de convivencia y calidad de aprendizajes. Es así que
el gran objetivo de lograr una buena calidad va a incidir significativamente en
la calidad de vida personal común de los estudiantes, va a ser un factor de
primera importancia en la formación para la ciudadanía y va a favorecer las
instancias de aprendizaje cognitivo, mejorando logros y resultados (MINEDUC,
2005, p, 185)”[6]
Finalmente, lo que es realmente
importante en esta construcción de una convivencia
escolar es que se dé el espacio necesario para que todos puedan exponer sus
visiones de lo que se debe hacer, sus dudas e inquietudes ante lo que ven en la
cotidianidad, otorgarle este espacio, no tan solo de esparcimiento sino de un nivel más alto, un espacio donde se le
autorice (y en cierto sentido se les obligue) a expresar lo que sientes los y
las estudiantes, solo de esa manera, ellos / as comprenderán la real
importancia que tiene sus propias apreciaciones, y con este simple ejercicio estos, finalmente, entenderán
lo iguales y, a la vez, lo diferentes que son como individuo, creando una Convivencia Escolar en beneficio de
todos, pero principalmente de los alumnos y de las alumnas.
[1] La Convivencia escolar: una tarea
necesaria, posible y compleja – Norberto Daniel Lanni
[2] Convivencia escolar y resolución pacífica
de conflictos – Plan de Andalucía de Educación para la cultura de la paz y la
no violencia – Consejería de Educación y Ciencia