¡Todos a votar! Sobre las primarias en Chile

Soy un hincha de la democracia. Las elecciones, aunque sean de curso de colegio, son una fiesta. Supone participación, responsabilidad, distintas alternativas. Entre más opciones existan, mejor. De vez en cuando surgen voces aisladas que cuestionan la democracia con eso de que es “la menos mala de las formas de gobierno”. Lo repiten quienes tienen pocas ideas, desconfían de las propias y requieren de la violencia para imponerse. Gracias a Dios, son los menos.

 

. Las elecciones, aunque sean de curso de colegio, son una fiesta. Supone participación, responsabilidad, distintas alternativas. Entre más opciones existan, mejor. De vez en cuando surgen voces aisladas que cuestionan la democracia con eso de que es “la menos mala de las formas de gobierno”. Lo repiten quienes tienen pocas ideas, desconfían de las propias y requieren de la violencia para imponerse. Gracias a Dios, son los menos.
La democracia es intrínsecamente cristiana. No nació en la Grecia socrática, sino en la Europa cristiana, a la luz de una fe que ve en el otro un igual y no un distinto. Desde ese momento, en el cual cada uno se plantea ante la sociedad y ante el otro como un igual, surge la democracia. Ha sido, junto a muchos otros grandes bienes, de los mejores aportes a la humanidad. Hoy, son pocas las naciones en que los ciudadanos no eligen a sus representantes.

Tenemos una democracia perfectible es cierto, pero sólida. Tan sólida, que nos podemos dar el lujo de mantener dentro de ella a quienes, en el fondo, no creen en ella.

Tenemos un centro amplio y grande. Así lo revelan las encuestas. La inmensa mayoría de los chilenos mira con suspicacia, recelo, algo de distancia a quienes ofrecen imposibles, predican la violencia, pretenden imponerse a punta de predicar miedos y divisiones. La inmensa mayoría quiere paz, concordia, trabajo y respeto.

Monseñor Ezzati, arzobispo de Santiago de Chile, escribió hace unos días: “Jesús enseñó que una casa construida sobre arena no puede permanecer de pie cuando arrecian los vientos y las olas. Hay que construir sobre roca, y para ello es menester mirar con empatía y responsabilidad las aspiraciones de la gente; sopesar adecuadamente las condiciones socioculturales, económicas y políticas que reclaman un orden social más justo, solidario y respetuoso de la dignidad de toda persona y de todas las personas. Es esencial alargar los espacios que reconozcan los derechos de todos. Es urgente promover una verdadera economía solidaria y un desarrollo integral y sustentable para toda la comunidad. En este contexto, la tarea de los políticos aparece revestida de una enorme responsabilidad, pues "la búsqueda, siempre nueva y fatigosa de rectos ordenamientos para las realidades humanas, es una tarea de cada generación; nunca es una tarea que se pueda dar simplemente por concluida" (Benedicto XVI, Spe Salvi, n. 25)”.

Somos responsables de nuestra democracia, de participar de ella, de entusiasmar a otros para que se sumen y no se resten a lo que es tarea de todos.

Hugo Tagle

tw: @hugotagle

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