El patrimonio cultural presenta muchos
valores. Lo podemos entender como una herramienta de desarrollo
económico, social, cultural. O también como agente un agente integrador,
puesto que participa transversalente en las comunidades. Pero uno de
los valores más claros y más importantes es su capacidad para fomentar identidades culturales.
Es decir, el patrimonio cultural es un espacio de encuentro que
promueve el conocimiento y la identificación de la ciudadanía con su
territorio.
Hoy en día, los testimonios que
configuran los bienes culturales explican la existencia y el carácter de
los pueblos y asimila al patrimonio arquitectónico, arqueológico e
histórico sus procesos de creación. El patrimonio artístico como
capacidad creativa y el patrimonio etnológico como reflejo de las formas
de vida.
¿Puede el concepto identidad cultural
trasladarse al territorio? Cómo? El territorio no es tansolo un espacio
geográfico, también es una construcción histórica y una práctica
cultural. Los referentes identitarios de sus habitantes se pueden
trasladar a través del urbanismo. Es sobre y en el territorio donde será necesario planear urbanísticamente, establecer criterios, proponer recursos, construir equipamientos…. Será en el territorio donde de reflejará claramente la identidad cultural.
Para ello el urbanismo debe ser
responsable, dejando estándares a un lado, apostando por el conocimiento
previo y por la particularidad de la identidad cultural. Identidad es
particularidad, también en el urbanismo. Por tanto urbanismo debe
conocer la geología, la arqueología, la historia (urbanística,
bibliográfica, documental…), los recursos materiales e immateriales, la
tradición y el folkore. Y además ha de establecer estudios de
viabilidad, ha preveer la sostenibilidad económica del proyecto
urbanístico y finalmente priorizar un equilibrio en los usos.
Todo esto para crear espacios de identificación, tanto para propios como para ajenos, capaces de promover la función social del patrimonio cultural y por tanto generar oportunidades a nivel educativo, social, cultural y económico.