El Gobernador del Banco de México Agustín Carstens, por
cierto recientemente nombrado Presidente del Comité Económico Consultivo y de
la Reunión de la economía Mundial, del Banco de Pagos Internacionales, reconoció
que la economía mexicana transita por un bache.
Sin embargo Agustín Carstens, pronostico una importante recuperación
de la misma a partir del segundo semestre de este año, sobre todo en base a las
perspectivas derivadas de la recuperación económica en Estados Unidos.
Argumento cuestionable de acuerdo a las cifras que reportan
que en ese país, a pesar del aumento de puestos de trabajo, el desempleo por su
parte alcanzo el siete punto seis por ciento.
Es decir, que según el último reporte de la Secretaria del
Trabajo estadounidense, la tasa de desempleo permaneció esencialmente sin
cambios, por lo tanto no se puede hablar de un crecimiento real.
Por otro lado, para hablar de recuperación o crecimiento, se
requiere de una mayor solidez en los argumentos, no solo apostar por factores
externos que han sido tan variables, sin voltear a ver la situación local.
Nos referimos al informe del Instituto Nacional de Estadística
y Geografía el INEGI, que señala un detrimento de la inversión de las empresas
mexicanas, como de la polémica surgida del subejercicio del presupuesto
federal.
Porque aun y cuando la Secretaria de Hacienda, acoto que
este ronda solo en el tres por ciento, analistas expertos en la materia lo
ubican en el treinta por ciento.
Como ya explicábamos en este mismo espacio anteriormente, el
que el gobierno federal contraiga su gasto, provoca una desaceleración económica
general en todo el país.
En ese mismo sentido, el Banco de México anuncio ayer que la
tasa de interés interbancaria se mantiene en el orden del cuatro por ciento,
claro que esta podrá modificarse de acuerdo a las presiones de la posición de
otros países respecto de las previsiones inflacionarias.
De ser así el Banco de México, tendrá que ajustar su política
monetaria para alcanzar la meta propuesta, de máximo un tres por ciento de inflación
para cerrar este año.
Según el Banco de México, la reciente alza inflacionaria se
debe principalmente, a una baja base de comparación, la actualización del índice
de precios y circunstancias que afectaron la producción agrícola.
De cualquier manera la inflación podrá seguir una vertiente
en aumento, en caso de que continúen los incrementos en las tarifas del
transporte público en diversas entidades del país.
Por otro lado no se puede dejar de considerar que, la
volatilidad del mercado cambiario también podría continuar como resultado de la
inseguridad de los mercados, ante un posible cambio de políticas monetarias de
la Reserva Federal de los Estados Unidos.
Agustín Carstens de quien no se pone en duda ni sus
conocimientos y capacidad, siempre acostumbra a minimizar los efectos de
eventuales crisis, así lo ha hecho en el pasado y por eso no sorprende que lo
siga haciendo, aun reconociendo las complicaciones actuales.
Seguramente sus expresiones no son solamente un exceso de
confianza, sin embargo de tanto que va el agua al cántaro, este termina por
romperse, lo que infiere que ante las previsiones negativas, más que manifestar
deseos alentadores, lo que hay que hacer son correcciones.
Empezando como ya decíamos porque el gobierno federal
ejecute cabalmente su presupuesto sin mayor dilación, más aun cuando goza de un
superávit fiscal, no solo para efectos de promover la actividad económica y
fortalecer el flujo de circulante, también para limitar una escalada de
precios.
Si bien es cierto que la economía mexicana ha sido capaz de
soportar los embates de los fenómenos financieros mundiales, tan bien lo es que
todavía no contamos con la solidez suficiente como para ser ajenos a esas
crisis.
Independientemente de las formulas económicas, entre la teórica
y la práctica, siempre los más recomendable es fortalecer el mercado interno,
de alguna manera esa estrategia fue la que nos permitió sobrellevar los efectos
de la crisis económica mundial.
Por tanto y a pesar de los efectos externos, es el gobierno
federal el responsable de que México salga del bache económico por el que
transita, al mismo tiempo de ser el principal interesado en hacerlo, no solo
por una cuestión de responsabilidad sino de propio beneficio.