En 1928, el economista Irving Fisher decía respecto a la situación económica de Estados Unidos: "no puede suceder nada que se parezca a un crac". Lo decía justo el año anterior a que se produjera el crac financiero más famoso de la historia. Esto nos puede indicar cómo es percibida la crisis económica cuando aún se está gestando por parte de los economistas que comparten el modelo de desarrollo del capitalismo: son incapaces de predecir la lluvia a pesar de tener los nubarrones encima y eso es debido, no a una falta de formación, al contrario. Es debido a un exceso de formación en el modelo de pensamiento que troquela a casi todos los economistas actuales. El problema está en que no han sido programados para hacer de la economía un ciencia al servicio del Bien común y de las personas, sino una pseudo ciencia, algo más parecido a una secta que a un grupo de científicos. El mismo Fisher, con el crac ya producido decía: "tal vez hay recesión en el precio de las acciones, pero nada parecido a una catástrofe". Es decir, seguía incapacitado para ver la dimensión del problema, por la sencilla razón de que había sido educado para no ver ningún problema de fondo en el modelo, a lo sumo pequeñas imperfecciones subsanables. En 1930, con la economía hundiéndose aún se ufanaba: "para el futuro inmediato, al menos, la perspectiva es brillante". Es difícil encontrar un ejemplo más claro de miopía económica producida por la ideología de la formación recibida. Sin embargo, Fisher no quedó en el pasado. Hoy son muchos los economistas que siguen su estela. En España tenemos el ejemplo claro de los grupos de expertos de FEDEA o el grupo de los 100.