El tercer hijo. bono de apoyo a la natalidad en Chile

Toda ayuda a la familia es buena. Podemos discrepar de las formas, pero lo del bono por el tercer hijo es ya un modesto avance. En muchos países se da algo parecido, por lo que no es novedad. Y por lo mismo, me parecen desafortunadas las críticas. Es claro que resulta poco, pero puede ir aumentando o se pueden sumar otras ayudas algo más creativas. El punto es que se estimula el aumento de la natalidad y, en ese sentido, la intensión es correcta.

 

. Podemos discrepar de las formas, pero lo del bono por el tercer hijo es ya un modesto avance. En muchos países se da algo parecido, por lo que no es novedad. Y por lo mismo, me parecen desafortunadas las críticas. Es claro que resulta poco, pero puede ir aumentando o se pueden sumar otras ayudas algo más creativas. El punto es que se estimula el aumento de la natalidad y, en ese sentido, la intensión es correcta.
Lamento que el bono no se extienda a la adopción, asunto que se ha estimulado poco. Si ya el hecho de no tener hijos es un tema complejo, se suma a ello lo engorroso y caro que resulta adoptar en Chile. Ello debería ser apoyado y subsidiado muchísimo más de lo que lo es en la actualidad. Se suma a esto una serie de prejuicios que aún abundan en el inconsciente colectivo, aunque éstos son cada vez menos, gracias a Dios. Los matrimonios jóvenes que tienen problemas de embarazo piensan con mucha generosidad en la eventualidad de adoptar, lo que revela un desprendimiento y apertura a la vida. Bueno sería apoyarlos más. Esta intención debe ir aparejada de un esfuerzo aún mayor por mejorar la educación pública, lugar donde se educa la inmensa mayoría de los chilenos.

Ya habrá tiempo para introducir las modificaciones necesarias al proyecto y así apoyar efectivamente un aumento en la tasa de natalidad que requiere nuestro país.

Y el tema del aumento de la gente mayor no es menor. Hay que alegrarse de las mayores expectativas de vida. Pero el punto no es solo alargar la vida, sino de darle vida a esos años, hacerla efectiva, integrar a las personas mayores. Más que mayores medios, se deben buscar fórmulas de integración social en todo ámbito, empezando por las propias familias. Noto egoísmo en las generaciones jóvenes en relación a sus mayores: se les deja de lado, se los invita o visita tarde mal y nunca.

El crecimiento de la población supone un aprecio y apoyo real a las familias numerosas, de más de 3 hijos. No somos amistosos con ellas. Se escuchan frecuentemente quejas del entorno. A su vez, hay un dejo de despreocupación de las nuevas generaciones de padres en relación a la educación de los hijos. Los niños suponen dedicación, esfuerzo, renuncias. Ser padre y madre es una tarea, un trabajo, al que hay que dedicar tiempo. No es endosable o delegable a la nana, el colegio o los familiares. Urge aquí un cambio de mentalidad en que se esté dispuesto a entregar más tiempo, medios y afecto a esa población que decimos extrañar, pero para la cual poco preparamos. No basta solo un bono.

Hugo Tagle

twitter: @hugotagle

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