. En su carrera,
además del medio impreso, ha sido conductor de polémicos espacios
televisivos y radiales. Su especialidad es denunciar la corrupción del
poder. Menem, De la Rúa, y ahora Néstor y Cristina Kichner han sido
blancos de sus críticas e investigaciones. El pecado que le señalan sus
críticos a este periodista radica en su pasado de denuncia hacia la
Corporación Clarín, el mayor grupo de medios privado de la Argentina
para el que ahora labora.
En los últimos meses, este periodista ha
presentado una serie de pruebas que supuestamente vinculan al fenecido
expresidente Néstor Kichner y muchos de sus colaboradores, así como de
la actual mandataria Cristina Fernández, en una red de lavado de dinero
que involucra operaciones financieras en Belice, Suiza, Uruguay y
Panamá. Se han presentado colaboradores al nivel de su exjardinero, el
cual ahora es millonario y propietario, supuestamente, de múltiples
propiedades inmobiliarias. testaferros, operadores, bienes raíces,
aviones, etc.
Las dimensiones de la trama descubierta
por el periodista y sus colaboradores dejarían boquiabiertos a los más
corruptos como Somoza y Trujillo, por ejemplo: Se habla de una bóveda en
la casa principal de la familia Kichner, donde caben hasta 3,000
millones de euros. Uno de sus colaboradores más cercanos parece ser
propietario de más de 240,000 hectáreas en la provincia de Santa Cruz,
entre otras excentricidades.
Pero el Gobierno argentino no dice
absolutamente nada del tema. Y curiosamente, la Justicia de ese país muy
poco, y cuando lo hace, es tarde y mal. Esto, más el deterioro de la
economía, ha llevado la popularidad de la mandataria austral a sus
niveles más bajos en cualquiera de sus periodos de gobierno.
El Frente Para La Victoria es la
organización política de Cristina Fernández. El mismo es parte del
Partido Justicialista, mejor conocido como “Peronismo”. Esta
organización política es la más grande de América Latina. Tanto, que es
su
propia oposición. Está compuesta por
izquierda, centro y derecha. Cubre el espectro político argentino de
manera transversal. Así las cosas, las pugnas por el poder son el pan de
todos los días.
La presidenta Fernández de Kichner tiene a
su favor la falta de liderazgo opositor externo a su partido, que
capitalice el descontento de la ciudadanía. Por eso, apela a un
populismo exacerbado, y de los apoyos económicos de Venezuela, con la
que la pareja presidencial había logrado una firme alianza política con
el finado Hugo Chávez.
Veamos algo: Argentina, al principio del
siglo XX, era uno de los diez países más industrializados del mundo. Era
conocido como el granero de las Américas. Hoy no es ni la sombra de
aquello.
Involucrar a Panamá en las operaciones
corruptas de políticos argentinos, o ser parte de sus problemas
políticos ya sea por solidaridad u otra razón, es parte de nuestra
historia. Juan Domingo Perón vivió exiliado en nuestro país, donde
incluso se habla que se le intentó asesinar por parte de sus enemigos
coterráneos. A Carlos Menem se le juzgó por sobreprecios en la venta de
armas a Croacia y Ecuador. A manera de pantalla, se habían facturado al
Gobierno de Panamá, en ese entonces dirigido por Guillermo Endara.
Ahora, los Kichner se han encontrado con
un periodista que los ha desnudado con valentía. La exsecretaria de
Néstor. El exvicegobernador de Néstor. El arquitecto que diseñó la casa y
la cripta para depositar Dios sabe qué y cuánto. Todos han hablado.
Historias de testaferros que ante la empresa de mover tanto dinero, en
vez de contarlo, terminaron por pesarlo para saber la cantidad.
Funcionarios y colaboradores de tercera y cuarta, que viajaban en taxi y
vivían hipotecados, ahora se mueven en carros deportivos europeos y se
gastan una vida de fiestas exóticas, villas gigantescas, aviones,
lujosos apartamentos. Y por supuesto, empresas por todas partes, muchas
creadas en Panamá, según describe Lanata.
La Ruta 40 de la Pampa argentina tiene
cientos de kilómetros en medio de la nada. En algún momento, usted se
puede encontrar con un letrero que dice “Fin de la carretera”. Unos
metros más adelante, efectivamente, termina el asfalto de la carretera
hacia la nada, construida por Néstor Kichner. Más gráfica la situación
moral y política de ese país, imposible.
Artículo publicado el 16 de mayo de 2013 en el Diario Panamá América