Conectad@s para anunciar y servir. 47 Jornada mundial de las comunicaciones. Iglesia

La jornada mundial de las comunicaciones sociales a celebrarse el próximo Domingo 12 de mayo nos invita a reflexionar sobre el valor de las comunicaciones, su servicio a lo hombres y la difusión de la fe.

 

.
El mensaje papal para este año trata de “Redes Sociales: portales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización”. Ellas no son externas al ser humano: el hombre es comunicación; su lenguaje crea realidades. “La palabra es el hombre mismo. Sin ellas, es inasible. El hombre es un ser de palabras” dice Octavio Paz.

Pero el explosivo, exponencial crecimiento de las redes sociales exige un compromiso: las personas se sienten implicadas cuando construyen relaciones y encuentran amistades; cuando encuentran respuestas a sus preguntas, o se divierten, pero también cuando se sienten estimuladas intelectualmente y pueden compartir competencias y conocimientos.

Se habla de los nuevos areópagos, y con razón. Los redes sociales son la nueva plaza pública, mercado, espacio de discusión, sala de clases y salón familiar. Todo pasa en y por ellas. Hace años que murió el espectador, lector o televidente pasivo. Hoy, el usuario de los medios quiere ser parte activa, creadora de la noticia, información, relato colectivo.

Y quienes se dedican a “las cosas de la fe” deben saberlo. O corren el grave peligro de verse marginados por la vorágine de una corriente que no conoce término.

El aporte de quienes quieren darle sentido plenamente humano a la comunicación; dejar hablar a Cristo en ellos es seducir, convencer y presentar un mensaje atractivo, entrar en sintonía con las necesidades y carencias del hombre contemporáneo. Y esto no es una alternativa entre otras sino una necesidad urgente. Aunque suponga riesgos, tropezones y desaciertos. Lo expresó así el Papa Francisco: “Una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada de su encierro. Es verdad también que a una Iglesia que sale le puede pasar lo que a cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente. Ante esta alternativa, les quiero decir francamente que prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma”. El mayor peligro del mensaje eclesial no es no ser oído: es volverse irrelevante.

Las redes están en medio nuestro. “El ambiente digital no es un mundo paralelo. Forma parte de la realidad cotidiana de muchos, especialmente de los más jóvenes. Ellas son fruto de la interacción humana pero, a su vez, “dan nueva forma a las dinámicas de la comunicación que crea relaciones; por tanto, una comprensión atenta de este ambiente es el prerrequisito para una presencia significativa dentro del mismo”.

El desafío hoy es conectar historias concretas con experiencias y comunidades. Lo paradojal de las redes sociales es que, entre más nos comunicamos tanto más podemos aislarnos unos de otros. Asegurar esa comunicación es tarea de quienes ven en las redes campo y camino de enriquecimiento mutuo, de sentido de vida, de contacto personal con Cristo y su Iglesia: de unión entre los hombres. “Muchas personas están descubriendo, precisamente gracias a un contacto que comenzó en la red, la importancia del encuentro directo, de la experiencia de comunidad viva” señala el mensaje.

Del mundo digital se debe pasar al mundo real, donde las personas vivirán la riqueza de la oración, las celebraciones litúrgicas, la amistad encarnada, en lugares concretos como iglesias o capillas.

El desafío está planteado. Todo invita a que las redes sociales, la comunicación del siglo XXI sea lugar de encuentro entre los hombres y de éstos con Dios.

Hugo Tagle

twitter: @hugotagle

UNETE



Compartir
Tu nombre:

E-mail amigo:
Enviar
PDF

  • linkedin facebook twitter
  • ©reeditor.com
  • Todos los derechos reservados
  • Avisos Legales