La
democracia, según el italiano Giovanni Sartori, es un sistema político, en
donde el poder del pueblo se ejerce sobre el pueblo. Considera que la
democracia representativa, con todos sus defectos, es hoy la única viable.
¿Pero cómo conocer la calidad democrática en un país? La Fundación para el
desarrollo de Guatemala (FUNDESA), en su boletín número treinta y seis nos
explica de manera puntual los elementos que deben ser considerados para evaluar
la democracia.
Con
base en el Índice de Democracia dethe Economist Intelligence Unit, la evaluación se compone por cinco áreas: Pluralismo y proceso electoral, funcionamiento del
gobierno, participación política, libertades civiles, y cultura política y
democrática. Con estas áreas se permite
ordenar jerárquicamente a los países según la fortaleza democrática de sus
sociedades, previos indicadores
(encuestas de opinión, y datos obtenidos de
fuentes oficiales del país que se analiza).
En su
estudio reconocen cuatro tipos de regímenes democráticos.
Primero: Regímenes
autoritarios:donde
prevalece la voluntad de un dictador, en esta categoría se agrupan países con
elecciones regulares, pero que no generan credibilidad; además, se dan abusos
de poder en contra de las libertades civiles, no existe libertad de prensa, el
sistema judicial no es independiente, y existe un miedo generalizado a
represalias por parte de los gobernantes. Segundo:
Democracias híbridas:aún
con elecciones que gozan de cierto grado de legitimidad, en esta categoría se
agrupan países en donde existe fuerte presión y control sobre la oposición,
habiendo serios problemas de transparencia en el funcionamiento del gobierno,
con un débil Estado de Derecho, con poca o nula independencia del sistema de
justicia y continuo asedio y censura a los medios de comunicación. Tercero: Democracias en desarrollo:los países clasificados en esta
categoría llevan a cabo elecciones libres y competitivas de forma regular,
siendo respetadas las libertades civiles básicas. No obstante, existen
debilidades en otros aspectos de la democracia, como inseguridad, falta de
gobernabilidad, bajos niveles de participación política, y falta de una cultura
de confianza en las instituciones políticas. Cuarto: Democracias plenas:
los países que entran en esta categoría no solamente cuentan con las
cualidades básicas de una democracia, sino que han sido capaces de generar
condiciones sociales que protegen las instituciones políticas y permiten el
funcionamiento satisfactorio de sus gobiernos. Este tipo de países consolidan
la independencia de poderes y de los medios, con un sistema de pesos y
contrapesos.
Para el caso de
Latinoamérica, en la edición (2011), del Índice de Democracia que the Economist Intelligence Unit, llevó a cabo en
dieciocho países en Latinoamérica, México ocupa el sexto lugar.
Mientras que en el área de pluralismo y proceso
electoral ocupamos el noveno lugar, (se encuentran mejor posicionados países
como Uruguay, Costa Rica, Chile, Brasil, Panamá, Colombia, Perú y el Salvador),
en la evaluación de Funcionamiento del Gobierno ganamos tres lugares (sexto),
superando a Panamá, Guatemala, El Salvador Paraguay, Argentina, Honduras, Perú,
R. Dominicana, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.
En temas de participación política ocupamos el segundo
lugar (después de Costa Rica), y el séptimo en temas relativos a la Cultura
Política y Democrática, estando mejor posicionados Uruguay, Costa Rica,
Argentina, Chile República Dominicana y Nicaragua.
El lugar número décimo segundo en el área de
Libertades Civiles
Recapitulando: Podemos señalar que según el Índice de
Democracia de the Economist Intelligence Unit de las cinco áreas
evaluadas, solamente en la relativa a las libertades civiles, México tiene
mucho que trabajar, sin embargo, es importante destacar el segundo lugar en el
área de la participación política (considerando púnicamente a los 17 países
analizados en Latinoamérica)
Según FUNDESA, el informe hace mención a la situación que enfrenta Latinoamérica:
“el grueso de Democracias en
Desarrollo se concentran en América Latina y Europa oriental, y en menor medida
en Asia. A pesar de los avances en la
democratización de América Latina en las últimas décadas, muchos países de la
región siguen siendo democracias frágiles. En esta región los niveles de
participación política son generalmente bajos y la cultura democrática no ha
podido institucionalizarse. Adicionalmente, también ha habido retrocesos
importantes en los últimos años en algunas áreas tales como la libertad de
prensa.”
De
forma comparativa con el resto del mundo, hubo pocos cambios en Latinoamérica
entre 2010 y 2011. La puntuación promedio de la región se redujo ligeramente en
2011, mientras que las manifestaciones
criminales en algunos países, en particular la violencia y el tráfico de
drogas, sigue teniendo un impacto negativo en el fortalecimiento de las
democracias.
El
informe del PNUD (2011) pudo evidenciar que la sostenibilidad de la democracia en Latinoamérica está en peligro por
la concentración del poder en los
gobernantes para la toma de decisiones, las desigualdades sociales y económicas, y la creciente inseguridad y violencia.
En
consecuencia, la calidad de la
democracia se ha visto mermada en la mayoría de países, siendo la
libertad de prensa la que mayor deterioro ha tenido en los últimos años. En el
caso de Cuba (el único estado en la región sin medios de comunicación
independientes), la falta de respeto de
la libertad de prensa en otros países de la región refleja una
inadecuada supervisión de los síntomas de mayor debilidad institucional. El
poder Ejecutivo sigue siendo excesivamente grande y corrupto, el poder
Legislativo se muestra relativamente débil en muchos casos, y la mayoría de los
Sistemas Judiciales sufren de algún grado de politización y falta de
independencia.
En
Latinoamérica, las percepciones de injusticia se asocian principalmente con las
opiniones de inexistencia de garantías económicas y sociales básicas, lo cual
pone en evidencia la necesidad de acciones de los Estados para implementar medidas a favor de la eficiencia en la
gestión pública y con ello, avanzar en la institucionalidad de la
democracia.
,
El errror de las democracias actuales es preguntarle a todos ¿quién debe gobernar?, intencionada pregunta de los populismos para eternizarse en el poder.
La mayoría de los ciudadanos no está para eso, sino para cumplir un rol más importante, cual es producir los excedentes para el progreso de la sociedad.
Todos sabemos que las personas presentan distintos niveles espirituales, distintos resultados en su lucha individual por superar la ilusión del ego.
Eso no implica que sean mejores o peores, sino simplemente que su misión hacia la sociedad es diferente.
Quienes tienen ego alto son quienes más bienes y servicios producen para la sociedad.
Quienes tienen ego diluído guían a la sociedad en su derrotero hacia la armonía con lo trascendente.
Sería muy importante para la sociedad lograr identificar a estos últimos, para que sean ellos quienes elijan a las autoridades de cada comunidad.
Según los indicios investigados hasta el presente, en una comunidad de 10.000 personas hay al menos 10 "maestros" que están a punto de superar la ilusión del ego luego de repetidas vidas de producir excedentes.
¿Cómo encontramos a esos "maestros"?
PREGUNTANDO
Nadie sabe mejor quiénes son los maestros que sus discípulos cercanos que están a punto de alcanzarlos. Son los líderes, esas personas que trabajan cotidianamente para incrementar su prestigio para ponerlo al servicio de la sociedad.
¿Cómo los encontramos a los genuinos líderes?
PREGUNTANDO
Nadie sabe mejor quiénes son los líderes que sus discípulos cercanos que están a punto de alcanzarlos, los emprendedores, esas personas que trabajan cotidianamente para incrementar su capital para ponerlo al servicio de la sociedad.
¿Cómo encontramos a los genuinos emprendedores?
PREGUNTANDO
Nadie sabe mejor quiénes son los emprendedores que sus discípulos cercanos, los que están a punto de alcanzarlos, los asalariados,