Antaño, quizá hasta
hace unas tres décadas, los padres de familia se preocupaban para que sus
hijos, además de recibir una educación universitaria, entraran a trabajar a una
empresa fuerte y sólida donde pudieran hacer carrera. La expectativa general
era que al comenzar a formar parte de la plantilla laboral de "X",
"Z" O "Y" empresa se trazara un plan de vida laboral para
ir haciendo carrera dentro de esta escalando posiciones conforme se acumulaban
experiencia y méritos. Incluso dentro de las pruebas de reclutamiento, los
departamentos de personal se preocupaban por identificar y contratar a los aspirantes que, entre otras
características, dieran claras muestras de un genuino interés por permanecer
ahí cuando menos hasta el mediano plazo, pero de pronto un extraño fenómeno
comenzó a expandirse como el cáncer: Estas mismas empresas empezaron a
deshacerse, primero, de sus altos ejecutivos con décadas de servicio y hay que
subrayar que no siempre con las mejores maneras pues se supieron de casos en
los que de pronto una atractiva secretaria, generalmente recién llegada,
lanzaba tremendas acusaciones de acoso laboral y sexual sobre el caballero en
cuestión (quien durante todas esas décadas jamás había recibido alguna ni se le
conocía por tales mañas) para obligarlo a firmar su renuncia de inmediato si
liquidación ni compensación alguna. Después la práctica se extendió a mandos
medios, el caso era, ahorrarse, a como dé lugar, las costosas liquidaciones por
años acumulados de servicio. Luego vinieron los trucos de cambiar al personal,
de un sistema de nómina, a otro de "out sursing" o asesoría externa en el cuál los empleados
de hecho trabajan para determinada firma pero sin tener ninguna relación
laboral con ésta ya que su patrón es otro que alquila su trabajo. No es otra
cosa más que un burda y vulgar estafa al trabajador y la práctica está tan
extendida que ya muchas oficinas gubernamentales, tanto de los estados como de
la federación, trabajan con este "moderno" y tramposo sistemita.
Lo único seguro es que
ninguna chamba está garantizada.
Así las cosas, ya
ningún empleado tiene nada seguro, para su futuro y ni siquiera para el
presente. Simple y sencillamente en cualquier momento te pueden llamar para
decirte algo así como: "Lo siento, por razones ajenas a nuestra voluntad,
tenemos que prescindir de tus servicios !Muchas gracias!" Hace algunos
días vi un cartón en internet, me parece que en face book, que describe muy
claramente la situación, un oficinista tiene su asiento en una catapulta que en
cualquier momento puede ser accionada, hasta por accidente, y echarlo, sin más,
por la ventana. Lo curioso es que ni
siquiera siendo muy productivo aseguras nada, hace ya poco más de un par de
décadas me echaron de una empresa constructora en donde conseguí vender un
condominio horizontal de 38 casas por el cual durante poco más de dos años
habían pasado 4 o 5 vendedores sin poder vender siquiera una sola casa. ¿Por
qué? !Quien sabe! Ni siquiera se tomaron la molestia de explicármelo, simple y
sencillamente un buen día me dijeron, muchas gracias por tu participación,
estás fuera y que te vaya bien. Nunca me metí con nadie, ni participé en las
constantes grillas que todo el tiempo se generaban en esa empresa, pero el patín
lo recibí de todos modos. La semana
pasada, a un querido amigo, que llevaba trabajando 15 años en la misma empresa,
con ascensos y toda la cosa, lo llamaron para decirle adiós y ni siquiera
liquidación le quieren dar ¿Por qué? !Pues por sus pistolas! Claro que va a
pelear en la Junta de Conciliación y Arbitraje y es muy probable que les gane,
pero el amargo sabor a haber sido traicionado no se lo quita nadie. Quizá los
"genios" que asesoran a las empresas en materia de ahorro de costos
no han reparado en este "insignificante punto", pero el caso es que
están matando a la gallina de los huevos de oro y destruyendo la base de la
productividad que son los incentivos que puede tener un trabajador, de
cualquier nivel, para producir más y mejor. Incluso estos
"cerebritos", padres de los ahorros de costos empresariales, y de las
estafas y atracos a los trabajadores, no están exentos de TERMINAR CON UNA PATADA EN EL TRASERO.