. El valor moral conduce al bien
moral. Recordemos que bien es aquello que mejora, perfecciona, completa.
El valor moral
perfecciona al hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su libertad,
en su razón. Se puede tener buena o mala salud, más o menos cultura, por
ejemplo, pero esto no afecta directamente al ser hombre. Sin embargo vivir en
la mentira, el hacer uso de la violencia o el cometer un fraude, degradan a la
persona, empeoran al ser humano, lo deshumanizan. Por el contrario las acciones
buenas, vivir la verdad, actuar con honestidad, el buscar la justicia, le
perfeccionan.
El valor moral te
lleva a construirte como hombre, a hacerte más humano.
Depende
exclusivamente de la elección libre, el sujeto decide alcanzar dichos valores y
esto sólo será posible a base de esfuerzo y perseverancia. El hombre actúa como
sujeto activo y no pasivo ante los valores morales, ya que se obtienen a base
de mérito.
Las características de los valores son:
Independientes e inmutables: son lo que son y no cambian,
por ejemplo: la justicia, la belleza, el amor.
Absolutos: son los que no están condicionados o atados a
ningún hecho social, histórico, biológico o individual. Un ejemplo puede ser
los valores como la verdad o la bondad.
Inagotables: no hay ni ha habido persona alguna que agote la
nobleza, la sinceridad, la bondad, el amor. Por ejemplo, un atleta siempre se
preocupa por mejorar su marca.
Objetivos y verdaderos: los valores se dan en las personas o
en las cosas, independientemente que se les conozca o no. Un valor objetivo
siempre será obligatorio por ser universal (para todo ser humano) y necesario
para todo hombre, por ejemplo, la sobre vivencia de la propia vida. Las valores
tienen que ser descubiertos por el hombre y sólo así es como puede hacerlos
parte de su personalidad.
Subjetivos: los valores tienen importancia al ser apreciados
por la persona, su importancia es sólo para ella, no para los demás. Cada cual
los busca de acuerdo con sus intereses.
Objetivos: los valores son también objetivos porque se dan
independientemente del conocimiento que se tenga de ellos. Sin embargo, la
valoración es subjetiva, es decir, depende de las personas que lo juzgan. Por
esta razón, muchas veces creemos que los valores cambian, cuando en realidad lo
que sucede es que las personas somos quienes damos mayor o menor importancia a
un determinado valor.
Los valores morales surgen primordialmente en el individuo
por influjo y en el seno de la familia, y son valores como el respeto, la
tolerancia, la honestidad, la lealtad, el trabajo, la responsabildad, etc.
Para que se dé
esta transmisión de valores son de vital importancia la calidad de las
relaciones con las personas significativas en su vida, sus padres, hermanos,
parientes y posteriormente amigos y maestros. Es además indispensable el modelo
y ejemplo que estas personas significativas muestren al niño, para que se dé
una coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Además es de suma
importancia la comunicación de la familia. Cuando el niño ha alcanzado la edad
escolar se hará participe de esta comunicación abierta, en la toma de
decisiones y en aportaciones sobre asuntos familiares.
Posteriormente
estos valores morales adquiridos en el seno de la familia ayudarán a
insertarnos eficaz y fecundamente en la vida social. De este modo la familia
contribuye a lanzar personas valiosas para el bien de la sociedad.
Recordemos que
una persona valiosa, es una persona que posee valores interiores y que vive de
acuerdo a ellos. Un hombre vale entonces, lo que valen sus valores y la manera
en como los vive.
Ya en el ámbito
social, la persona valiosa buscará ir más allá de "mi libertad",
"mi comodidad o bienestar" y se traducirán estos valores en
solidaridad, honestidad, libertad de otros, paz, etc.
La libertad: La libertad parece ser el bien más preciado que
posee el hombre. Libertad de conciencia, para alcanzar una vida coherente y
equilibrada desde el interior, libertad de expresión, para poder difundir
nuestras ideas y promover el debate y la discusión abierta, libertad de reunión
como garantía para asociarme con aquellos que comparten ideales y trabajar por
los mismos, libertad para elegir responsable y pacíficamente a nuestros
gobernantes.
La solidaridad: Surge cuando mi libertad, mi desarrollo y mi
bienestar ya no son compatibles con las necesidades y desgracias de los demás.
Ya no nos limitamos a compartir en el seno familiar, sino con los demás.
Una persona con
altos valores morales promoverá el respeto al hombre, la cooperación y
comprensión, una actitud abierta y de tolerancia, así como de servicio para el
bienestar común.
A continuación les presento los 10 valores que los niños
deberían saber para tener éxito en sus relaciones interpersonales y en la
sociedad.
1. Amistad
Todos los padres saben que la elección de un amigo es
fundamental para los hijos. La amistad tiene sus exigencias: Franqueza,
apertura, capacidad de aceptar críticas y halagos, lealtad, sacrificio. La amistad
no es sinónimo de alcahuetería.
2. Autodisciplina
Es imprescindible para mantener el control sobre nuestra
vida y desarrollo. Es indispensable para poder conseguir los objetivos propuestos
en la escuela o en la casa o en la sociedad.
La autodisciplina es un antónimo del sometimiento
3. Compasión
Es un valor que tiene en cuenta la realidad de otras
personas. Es bondad, benevolencia, amistad.
El antónimo de impiedad y de crueldad.
4. Coraje
El coraje consiste en saber que es lo que se debe temer. El
coraje en las personas bien formadas, sale a relucir frente a las injusticias.
Los padres deben fomentar también este valor, pues ayudara a
los hijos a sacar fuerzas de las flaquezas. Les enseñará a luchar fuerte, en lo
que consideran retos de estudios, trabajos o relaciones. No es sinónimo de quien es el que golpea más
duro o del bravucón que pisotea mas fuerte al débil o de quien es el más pila
que saca provecho sobre la desgracia agena.
5. Fe
Es la virtud que añade una dimensión trascendente a la vida
moral de la humanidad y une a la gente, de una manera inimitable por otros
medios. Los padres deben inculcar a sus hijos, desde pequeños, los principios
de la fe, para que estén preparados para que cuando llegue la edad de tomar
decisiones puedan distinguir lo bueno y lo malo de lo que se les ofrecen. Ser Católico,
Evangélico, Judío o Cristiano no es sinónimo de trastorno delirante es una
creencia fundada en altos principios humanos.
6. Honestidad
Es la capacidad de decir y hacer la verdad. La honestidad
expresa respeto por uno mismo y por los demás, pero necesita práctica y estudio
para conseguir la integridad. En la honestidad no entra la impudicia, el cinismo,
la deslealtad, la descortesía, la maldad y la inmoralidad.
7. Lealtad
La lealtad es la verdadera unión con la familia, religión,
amigos, profesores y grupos con los que hemos decidido identificarnos. Siempre
intentaremos que la lealtad sea mutua. La rectitud y la nobleza de carácter siempre
estará en guerrilla con el sometimiento, si tu eres un ladrón no esperes
lealtad para que sigas cometiendo injusticias. Una persona leal es en principio
una persona que actúa con rectitud.
8. Perseverancia
La perseverancia es crucial para el éxito, si está unida a
la inteligencia práctica. Ha sido siempre un ingrediente esencial para el
progreso humano. Si una puerta se cierra siempre encontrarña miles de ventanas
por donde salir.
9. Responsabilidad
Significa tener la capacidad, madurez y responsabilidad de
responder de nuestros actos. Las personas maduras, son las que se hacen cargo
de si mismas y de sus conductas. Responsabilidad no es sinónimo de insensatez o
de inmadurez o de locura o de irrespeto o de imprudencia.
Educar a los hijos en la responsabilidad empieza, desde muy
pequeños en la casa, con el cumplimiento de pequeñas tareas.
10. Trabajo
El trabajo es el esfuerzo aplicado, en aquello a lo cual nos
dedicamos para lograr algo. No es la tarea con la cual nos ganamos la vida, si
no aquello que hacemos con nuestra vida.
Los valores morales se inculcan en casa.
Una sociedad en donde no se retroalimenta los principios éticos,
y en donde se castra la individualidad y la autosuperación, es una colectividad
en decadencia.
A la cual gracias a Dios yo no pertenezco.