Hace algunos días comentábamos en la red social Twitter la desafortunada
declaración de un alto funcionario del gobierno federal, de apellido Poiré,
quien manifestó, expresamente, que los “contundentes golpes” a la delincuencia
organizada, así califica él la aprehensión o muerte de lo que llama piezas
clave en la operación de los grupos organizados contra los cuales calderón
inició una ilegítima guerra que tiene inmersa a la población mexicana en el
terror de la sangre cotidiana, inclinan la macabra balanza de la guerra a favor
de las fuerzas calderonistas.
Esta guerra, la cual nosotros calificamos como guerra de guerrillas por la
estrategia que siguen los grupos a los que combate calderón y sus allegados, ha
causado ya mas de 35,000 muertos mexicanos en lo que va del fallido sexenio del
gobierno federal actual; la realidad es que la violencia cada día que pasa se
eleva de nivel y está alcanzado a las esferas de gobierno, principiando por los
ediles y alcaldes y candidatos a gobernador, pero es previsible que, de
continuar la tendencia, dentro de poco se vean alcanzados miembros de mayor
jerarquía a nivel estatal y federal de gobierno.
Resulta complicado entender la óptica del funcionario federal quien afirma
que la victoria es inminente ya que se ha destruido el 51% de la estructura
jerárquica de los grupos organizados y el daño causado a ellos es irreparable.
Nos hemos cansado de señalar que desde sus orígenes, la mafia se constituyo en
un grupo organizado con estructura jerárquica castrense; de tal forma que la
eliminación de uno de sus miembros no afectara la operación del grupo ya que
siempre se encuentra alguien perfectamente entrenado para sucederlo. Por lo
tanto la aprehensión o muerte de cualquiera de sus integrantes poco impacto
tiene en el funcionamiento del grupo como tal.
Por si ello fuera poco, señalamos que, a pregunta expresa sobre Osama Bin
Laden, un alto funcionario del Departamento de Estado norteamericano respondió
que lo único que se había logrado con la invasión a Afghanistan es multiplicar
por "n" número de veces a Bin Laden, como lo demuestra el hecho de
que ahora hay células del Talibán en todo el mundo que ponen en jaque con
amenazas y ataques, quizás no de la magnitud de las torres gemelas pero si de
la estación en España, suficiente para generar terror y psicosis en las
naciones afectadas; prueba de ello son las alertas de Alemania, Francia e
Inglaterra a finales del año pasado.
Es sabido que ningún ejército del mundo en la historia ha salido triunfante
de una guerra de guerrillas; militarmente es prácticamente imposible ya que el
enemigo no presenta un blanco fijo, espera, se esconde y ataca cuando es
preciso. Además de que, al no ser un ejército regular se confunde fácilmente
entre la población civil. Estados Unidos destrozó el ejército regular de Irak
en dos semanas, pero los guerrilleros continúan en Irak y continuarán cuando el
último soldado norteamericano haya abandonado esa histórica tierra; en
Afghanistan sucede lo mismo, Bush hijo lanzó contra ellos la bomba más poderosa
después de los dispositivos nucleares, la llamada bomba de vacío o “madre de
todas las bombas” como “jocosamente” la denominó Bush Jr. en un intento fallido
de emular a su enemigo irakí, todo ello sin resultado alguno. Los guerrilleros
afghanos se esconden en profundas cuevas cuyas rutas tienen tatuados en su ADN
y pacientemente esperan en una guerra de desgaste, tanto económico, como físico
y mental para el pueblo estadounidense; y en el momento menos esperado los
guerrilleros atacan con mortal precisión causando bajas sensibles en las tropas
que las llenan de desánimo y acentúan la percepción de estar peleando una
guerra perdida.
Este concepto de multiplicación o fragmentación de Bin Laden es aplicable a
los grupos organizados en México; basta estudiar los archivos documentales para
darse cuenta de que los grupos citados se han multiplicado; y lo hacen de forma
geométrica; de tal forma que cada vez que el gobierno federal pregona un
supuesto triunfo por la captura o muerte de algún líder; en realidad lo que
está ocurriendo es que el grupo original sustituye a ese elemento por otro
capacitado para operar como tal, y al mismo tiempo, otros lugartenientes
constituyen nuevos grupos, en un inicio más pequeños pero no por eso menos
letales y que, con el transcurso del tiempo y aprovechando la desintegración
del tejido social imperante en México, lo refuerzan con nuevos elementos
reclutados ya sea de jóvenes sin esperanza por falta de oportunidades de
progreso o bien por la leva de migrantes centroamericanos.
Por lo anterior, nos parece totalmente irresponsable que los intereses
electorales sean tan poderosos que lleven al titular del ejecutivo, a través de
los miembros de su gabinete, a mentirle a la nación una y otra vez esperanzados
en que la mentira repetida mil veces se convierta en realidad al mas puro
estilo fascista.
Ellos saben que no tienen como ganar esta absurda guerra; nos hemos cansado
de repetir que las adicciones son competencia del sector salud y desarrollo
social; no de seguridad nacional; además de que obedecemos las órdenes del
mayor consumidor del mundo, que sabe perfectamente que no puede dejar a sus
adictos sin su dosis diaria porque entonces el país entero colapsaría. ¿Quién
se está beneficiando realmente con esta guerra? ¿A quién ha beneficiado la
sangre de 35,000 mexicanos más los que se acumulen en lo que se termina esta
aberrante sangría? Quizás sean las dos preguntas básicas que nos deberíamos
hacer los mexicanos..., y quizás, solo quizás, nos sorprenderíamos con la
respuesta....