A
tres años del Terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010, pesa todavía un
gran dolor en miles de familias chilenas. La inoperancia de quienes
tenían a cargo conducir las medidas de emergencia para proteger a la población,
causó víctimas que pudieron salvarse, si hubiesen escuchado una voz coherente y
preventiva desde la autoridad.
Es oportuno revisar con la mayor
objetividad los temas pendientes, los actos de heroísmo, de estupidez y de
bajeza que mostraron lo mejor y lo peor de nuestra sociedad y que debemos
transparentar. El macizo informe que entregó la PDI a la Fiscalía servirá
seguramente para ordenar cronológicamente los hechos, las acciones y omisiones
durante esa madrugada trágica del 27 de febrero de 2010. Desde los blogs de las
redes sociales, Periodismo Independiente fue tomando en esas horas, el pulso a
la crisis y recogió testimonios en directo de personas que vivieron la
catástrofe en lugares costeros del Bío-Bío, salvando algunas de milagro.
En un primer instante, desde esta tribuna ciudadana pedíamos que el gobierno
saliente trabajara en equipo, con visión de Estado, con las nuevas autoridades
electas, con una visión republicana de unidad nacional frente a la tremenda
catástrofe natural. Desafortunadamente, quizás otro tipo de cálculos impidieron
que esto ocurriera.
En relación a las responsabilidades que
se debe esclarecer, tanto técnicas como políticas, es preciso referirse
al Reportaje
deInvestigación de CIPER, a cargo de los periodistas Pedro Ramírez y
Jorge Aliaga Sandoval, que da cuenta de las impericias que se acumularon en laONEMI, en el SHOA y en los responsables
políticos que detentaban el mando de la emergencia, la propia Jefe de Estado y
Presidenta de la República, que se constituyera en la Onemi esa madrugada.
Aunque el reportaje de CIPER se
concentra en las desinteligencias que hubo entre el SHOA y la ONEMI, más de 100
comentarios a ese reportaje aportan más antecedentes y visiones, que dejan ver
aspectos e información que no recogió el reportaje y que ahora lo enriquecen.
Por ejemplo, se marca que la investigación no menciona las conversaciones
telefónicas que hubo de parte del Alcalde de Juan Fernández con la Presidenta
Bachelet esa madrugada, ni explica la causa de esa obsesión por juntar más
información cuando el sentido común y los protocolos internacionales sobre
tsunamis, indicaban que con la apreciación de un observador directo de la ONEMI en Talcahuano, que se
comunicó de inmediato con Santiago, señalando a la gente de turno que el sismo
era de Grado 9 a 10 en su apreciación personal, habría bastado para fijar una
alerta, pero ese llamado no fue considerado ni reportado a la Jefa de la ONEMI. Increíble conducta que marcó el
inicio de muchos desaguisados que tienen ribetes de carácter penal y que por
más que se trate de explicar resultan más insólitos.
En los actos de heroísmo, cabe destacar
a esos pescadores que trataron de salvar vidas en la isla
Orrego y entregaron
las suyas. El caso anónimo de los marinos suboficiales, que cumpliendo
con su deber militar, salvaron valioso equipo de la Defensa al salir mar
afuera en sus embarcaciones. Y estuvo el trabajo silencioso y de autoayuda de
las comunidades de Dichato, Pelluhue, Constitución, que generaron una
solidaridad auténtica, sin la faramalla farandulera de esa Teletón especial, de
cuya recaudación y destino nunca nadie dio cuenta.
En los actos miserables habría que
marcar los saqueos que fueron un segundo tsunami en contra de las familias del
Maule y Bío-Bío. La investigación de Fiscalía no abarca este aspecto, pero en
el juicio de la historia nunca se olvidará que la Presidenta Bachelet, presa de
no se sabe qué prejuicios, demoró 36 horas en nombrar los Jefes de Plaza para
la emergencia, en circunstancias que siempre frente a catástrofes naturales,
Alessandri, Allende y Pinochet, nombraron de inmediato una autoridad militar o
naval a cargo de la emergencia. Pero en esta tragedia esperaron 36 horas y
frente a esa dilación inexplicable, la gente de Concepción y Talcahuano debía
organizar piquetes de vecinos para proteger sus casas, mientras la televisión
mostraba los saqueos en vivo y en directo.
Otros actos de vileza increíble
ocurrieron a nivel de delincuentes de cuello y corbata: allí tras bambalinas
hubo personajes que acapararon toda la madera del país, para
especular al momento inmediato de la reconstrucción. Allí estuvo la gigante
empresa del retail que cometió contrabando al declarar como donación una
importación comercial de artículos de primera necesidad que luego le
vendería al Gobierno para distribuir a los damnificados. Allí están también
como evidencias de la codicia y la maldad los dueños de las constructoras cuyos
edificios se cayeron porque habían ahorrado en materiales e irrespetado las
normas de construcción, obteniendo la recepción municipal con malas prácticas.
Para las víctimas de esos desalmados no ha habido justicia ni reparación.
Por todo esto, al tercer aniversario del
desastre sólo pueda dar un bálsamo de optimismo el alto nivel alcanzado en la
reconstrucción, en una comprobación práctica en las zonas afectadas.
Tocopilla en su momento quedó en el olvido, en cambio ahora, en un sismo mucho
más destructivo y extendido, se ha logrado dar soluciones dignas a los
afectados.
Pero, como corolario de esta mirada, el
sabor es amargo, pues quienes debieron proteger a la población y ocupaban
cargos donde debían ser competentes, tenían los teléfonos satelitales
descargados,no sabían inglés, no entendían los protocolos o simplemente tenían
tal miedo a equivocarse que no fueron capaces de afrontar ese riesgo y llamar
de inmediato por radio a una evacuación masiva. Hay responsabilidades técnicas
en el SHOA y en la ONEMI, pero, además, las hay de nivel político, por una
inexcusable falta de liderazgo de quien detentaba el mando y quien recibió con
claridad el informe telefónico desde Juan Fernández, donde el mar había
destruido la mitad de la isla. El país se merece una explicación y que la
verdad se esclarezca definitivamente. La verdad es una gota de agua capaz de
demoler una basílica.
Periodismo Independiente, 23 de febrero de
2013. @hnarbona en Twitter.