. Desde chicos que en el colegio nos enseñan que
leyendo se llega a ser tan culto como un intelectual o un gran literato, pero a
pesar de esto nuestro país no tiene una cultura o ideología desarrollada con
respecto a este tema.
Es indudable que con la
lectura nos formamos como personas, reforzamos nuestros valores y aprendemos un
sinfín de nuevas cosas, tales como vocabulario, palabras, ideas, entre otros.
Pero, ¿Qué hacer para que Chile sea un país de lectores activos?
La respuesta a esta
pregunta es bastante difícil, ya que por mucho tiempo se ha dicho que la falta
de lectura es debido al excesivo precio de los libros, que el IVA se le debería
sacar, y así se estaría fomentando la lectura.
La verdad es que a mi
juicio esto no es tan así. No en su totalidad, ya que vemos que a pesar de que sean
caros o no, la lectura va más allá de los libros, incluye revistas, diarios,
etc., y vemos que eso tampoco es tomado en cuenta, siendo que hay algunos que
hasta son gratis.
El problema que se debe
erradicar es el gusto por la lectura, que las personas se familiaricen con ella,
con los autores, que se empapen con las ganas de escribir y sumergirse en las
fantasías que nos entregan los libros. Si la gente no quiere leer no sacamos
nada con bajar los precios de los libros o reducir el IVA, porque aunque así
fuera, la gente tampoco leería, y con menor razón si fuera gratuito.
Lo que hay que cambiar
es la ideología. Esto realmente se ve como algo muy difícil pero que se puede
lograr con las nuevas generaciones. Se debe implementar un sistema de educación
en donde las clases de lectura en el colegio sean tomadas con la importancia
que merecen, ya que no solo nos debemos enfocar en las matemáticas, la física o
biología, sino que debemos darle la importancia individual que merece la
literatura.
Por ende, a los niños
desde que entran a los colegios se les debería enseñar lo importante que es
leer, con técnicas que estimulen su acercamiento con el tema, que los motive a
seguir leyendo y así se transforme en un hábito, una costumbre que prosperará
en el tiempo hasta que sean adultos.
Así, tendríamos un país
con un número mucho mayor de lectores, de gente que se interesa por la cultura
y que quiere surgir, pudiendo llegar a compararnos con países desarrollados,
que poseen un impresionante nivel cultural.
Por tanto, lo que
debemos cambiar no son las variables externas
que involucran a la lectura, sino que hay que ser un cambio desde
pequeños en el consciente colectivo de las personas en general, para que noten
el valor de la lectura y sientan el gusto de leer un buen libro.