Cenizas y san Valentín

 

. Aparentemente celebraciones distintas pero en las cuales se encuentran varios puntos en común.Los cristianos celebramos el miércoles de ceniza, inicio de los cuarenta días que preparan el tríduo pascual, la pasión muerte y resurrección de Jesús. Son 40 días en que se invita a los cristianos a rezar más, hacer alguna obra de caridad y alguna renuncia para solidarizar así con los más pobres. El calendario quizo que el día siguiente, 14 de febrero, se celebre a san Valentín, santo obispo que, a pesar de las prohibiciones del emperador romano de la época de celebrar matrimonios cristianos, lo hacía en secreto, juntando a los novios y bendiciendo su compromiso. Un signo elocuente de la importancia y gravedad del vínculo matrimonial y señal de que éste está sobre la ley de los hombres, sobre todo cuando es injusta. San Valentín tomaba en serio el amor humano. Tan en serio, que incluso arriesgaba su vida para bendecir el amor honesto entre un hombre y una mujer. La tradición y el reconocimiento de los fieles lo llevó al altar, ya que supo con su osadía dar una clara señal de que con el amor no se juega, que los compromisos afectivos son serios, que suponen tomar en serio al otro y que son para toda la vida. El otro es importante y bien merece correr un gran riesgo.Este año celebramos el día de los enamorados inmediatamente después del miércoles de ceniza, lo que bien subraya lo propio del amor humano: es generoso, se entrega sin condiciones como Jesús, supone pasar dificultades e incomprensiones.La ceniza del miércoles de inicio de la cuaresma nos recuerda nuestra fragilidad y precariedad, que somos simples aves de paso por esta tierra. Que debemos ser humildes y confiados en la Providencia divina ya que nuestras fuerzas son limitadas. Sin Dios, nada podemos. Dice Benecidcto XVI en su mensaje para esta cuaresma: “La fe es respuesta al amor de Dios. Quien cree, reconoce el amor de Dios en su vida”. Quien cree en el amor, vive mejor, es más feliz, hace más felices a los demás. Sortea con mayor facilidad las dificultades de la vida.Otro tanto nos recuerda san Valentín. El amor supone una buena cuota de humildad, apertura a la verdad del otro. Por lo tanto paciencia, capacidad de tolerancia y respeto infinitos. La vida es breve y única. No hay otra, salvo la eterna. Tanto más debemos aprovecharla bien para hacer el bien a los demás, para amar incondicionalmente y estar dispuestos por tanto a dar la vida por el ser amado.Buen comienzo de cuaresma y ¡feliz día de los enamorados!Hugo Tagletw: @hugotagle

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