En noviembre de 2005, el Presidente peruano Alejandro Toledo dejaba encaminada una ofensiva diplomática frente a Chile, por la redefinición de los límites marítimos, que finalmente llegó a la Corte Internacional de La Haya. Periodismo Independiente analizó entonces el problema y sus soluciones posibles. Creo que es oportuna su relectura, al trasluz de los escenarios que se vienen perfilando al respecto.
"Chile,
Perú y Bolivia:
La
necesidad de desmantelar un conflicto ampliando la cooperación.
CUANDO LOS ARGUMENTOS se empapan de
expresiones chauvinistas o se despiertan fundamentalismos nacionalistas o
aparecen peligrosas reacciones xenofóbicas, es tiempo para callar.
El hombre es dueño de sus silencios y
esclavo de sus palabras. En la Diplomacia la acción mesurada es determinante,
no se negocia para la galería, se busca potenciar intereses con racionalidad y
juridicidad. La disuasión de la Defensa Nacional es un elemento necesario de la
negociación internacional. Pero, junto a las cancillerías y los ejércitos, la
civilidad, los pueblos conscientes de la necesidad de espantar los fantasmas
del odio, saben que con los conflictos armados los únicos que lucran son los
mercaderes de la muerte o quienes terminan manejando las riquezas que se
disputaron por la fuerza.
Por ello, es necesario aislar los problemas de las
distorsiones cortoplacistas que produce
la manipulación mediática de temas que necesariamente son de Estado y de largo
plazo.
Estamos viviendo una situación de
crisis en las relaciones bilaterales con Perú, pero necesariamente la solución
o el acto diplomático que desmantele las tensiones, pasan por incluir a Bolivia
en dicha solución.
ELEMENTOS DE JUICIO PARA ENTENDER EL
PROBLEMA
Partiría preguntando por qué un tema
diplomático bilateral se precipitó de pronto con esta ley sobre Línea de Bases
del Dominio Marítimo del Perú acordada por unanimidad y promulgada en
forma express el mismo día por el
Presidente Toledo. Un presidente que había llegado a tener un índice de
respaldo del 5%, que ha tenido altísimo rechazo en el sur del Perú, aparece recurriendo, en las postrimerías de su
mandato a un tema que aglutina
nacionalismos viscerales antichilenos.
De parte de Chile se observó un manejo
noticioso un tanto desmedido. Mucha vocería, muchos micrófonos y algunos
errores, como haber mencionado que se podría acudir a OEA o los medios
transmitiendo el mensaje del Ministro de Defensa señalando que estamos
preparados (sic). Una noticia que creció demasiado hasta que el propio Lagos hizo un llamado a la cautela. Dentro de
la vorágine mediática, el tropezón del tema con la campaña presidencial. No
bastó con la expresión de respaldo al gobierno de los cuatro candidatos: Lavín
apareció navegando por la costa de Arica y Bachelet reuniéndose con el
Presidente.
En resumen, Perú ha instalado una
controversia y generado una amenaza En
la agenda de las relaciones exteriores se ha instalado un tema político y
económico. Una prueba de fuego para la Cancillería. A
partir de los episodios referidos ha quedado la percepción de que Chile no tuvo
un seguimiento adecuado del proyecto levantado por Toledo para la fijación
unilateral de su proyección marítima. El tema estalló a nivel mediático justo
cuando se anunciaba el próximo TLC con China. La necesidad de encarar las
relaciones en las fronteras del norte cobra ahora máxima prioridad y exige un
manejo silencioso y mesurado, como debe ser la diplomacia.
FORTALECER LA CIUDAD DE ARICA
En la ciudad de Arica se concentra en
interés nacional en estos momentos. Una ciudad con 170 mil habitantes que
necesita aumentar su población con medidas especiales. La interrelación
fronteriza con Perú y Bolivia genera en Arica un centro de interés regional. La
Aduana de Bolivia mantiene oficinas en la ciudad y el Puerto otorga
tratamientos especiales a las cargas bolivianas.
La soberanía de Chile exige frente a
las fronteras norte, medidas audaces de parte del Estado. La ciudad de Arica
debe ser apoyada de manera directa. Podría dotársela de un régimen tributario
especial para convertirla en un paraíso fiscal que favorezca la instalación de
banca offshore, de proyectos de perfil exportador, ampliando el alcance de los centros
de exportación de Parinacota. Arica necesita contrapesar la influencia de
Iquique que cuenta con zona franca. Creo que el nuevo socio, China, sería un
seguro usuario de un paraíso fiscal en Arica
.
Sin embargo, de manera realista, la
frontera norte sería mucho más segura para Chile si se dispusiera para Bolivia
de un corredor fronterizo que le permitiera romper su mediterraneidad.
Permitiría establecer una franja de separación con Perú y solucionar en
cooperación temas estratégicos, como las fuentes hídricas para el norte, la
provisión de gas, la red energética y el corredor Atlántico Pacífico por la Primera Región de
Tarapacá.
HACIA UNA DIPLOMACIA DE DISUASIÓN Y COOPERACIÓN
Potenciar el corredor bioceánico
norte, combinándolo con un régimen atractivo para la inversión extranjera en
Arica, permitiría que más personas decidieran residir en la ciudad de la eterna
primavera.
Si Chile lograra destrabar el nudo de
la relación bilateral con Bolivia actuando con realismo, reestableciendo en
forma urgente las relaciones diplomáticas con este vecino altiplánico; si se lograse negociar una salida al mar para
Bolivia por una franja fronteriza que siguiera la línea de la Concordia, pienso
que podría generarse una situación geopolítica favorable para Chile, pues
pondría entre Perú y nuestro país una posible franja territorial boliviana,
consolidando un nuevo escenario para asegurar una paz estable.
En diciembre se realizarán las
elecciones en Bolivia. Las posiciones de Tuto Quiroga y Evo Morales coinciden
en activar las relaciones diplomáticas bilaterales con Chile.
Es importante articular propuestas de
colaboración que impliquen al mundo aymará y quechua, un tema que requiere que
nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores aprenda a comprender las culturas precolombinas
en su expresión actual, para poder generar empatía al imaginar acciones de
cooperación horizontal entre nuestros países. Un gran desafío para diplomáticos
de salón, acostumbrados a codearse con contrapartes del hemisferio norte, pero
con notorias falencias respecto de nuestros vecinos altiplánicos.
Un tema que constituye materia de Estado y que exige un
análisis reposado, sin las confusiones que inducen las cámaras de televisión o
las campañas electorales. Pienso que la civilidad de Perú, Bolivia y Chile
pueden aislar los fundamentalismos nacionalistas, buscando la cuota de
racionalidad que requiere construir proyectos de cooperación fronteriza.