Hace tiempo que me anda rondando la idea de proponer la creación de una nueva moneda que pueda servir como instrumento de intercambio de bienes y servicios entre las personas y a la vez como medio para la asignación de valor social, dos de las funciones que tienen las monedas en todo el mundo. Digo dos de las funciones porque la tercera, la de sistema de acumulación de riqueza, debería quedar fuera de esta nueva moneda. Es más, pienso que podríamos crear un sistema con una pluralidad de monedas, dependiendo de la región y la actividad económica, cada una de ellas dependiente de una autoridad local o una comunidad amplia, integrándose en un sistema general del país para medio de intercambio internacional, manteniendo el euro, mientras exista o nos expulsen de él, como moneda oficial del Estado.