La Bolsa de Valores.
Esa mítica institución creadora y destructora de riqueza que parece tan alejada
de nosotros y que, a su vez, parece tan cercana como abrir el periódico o
visitar un sitio en internet. Todos los noticieros que se pintan de serios dedican
al menos un par de minutos para mencionar cómo se comportó la bolsa con
respecto al día anterior. Se dice que “el Dow-Jones subió 25 puntos”, que el
“Standard and Poor’s bajó 1.33%”, que el NASDAQ se mantuvo “sin cambios al
moverse sólo 0.25 puntos al alza” o que el IPC llegó a “un máximo histórico”.
Los programas de
análisis financiero se adentran un poco más y dan explicaciones del porqué pasó
lo que pasó en la bolsa en ese día. Se dice, por ejemplo, que el “Dow-Jones
subió porque los números de desempleo superaron las expectativas” o que el IPC
subió porque “FEMSA reportó ganancias de $3 por acción”. ¿Suena familiar? ¿Ha
escuchado este tipo de reportes?
En algunos países
incluso hay cadenas de televisión que se dedican a dar un análisis detallado,
minuto a minuto, de lo que está pasando en los diferentes “pisos de remates”
alrededor del mundo, con la intención de informar a los inversionistas y así,
puedan aprovechar las oportunidades que el mercado les ofrece.
¿Será verdad?
Suenan muy
convincentes. Las razones que se dan para explicar los movimientos bursátiles
suenan bastante lógicas. Desafortunadamente, son falsas y pecan de simplistas.
Nadie sabe en realidad el porqué la bolsa de valores sube o baja.
¿Porqué? Porque la
bolsa es un monstruo altamente eficiente en procesar información y porque sus
movimientos no dependen de una sola persona o empresa sino de las decisiones
que millones de analistas, inversionistas e incluso consumidores toman día a
día.
Ahora bien, ¿sirve de
algo saber porqué subió o bajó la bolsa? En realidad no, porque no tienen
ningún otro valor mas que anecdótico. En otras palabras, es como tirar una
moneda al aire y decir que cayó cara.
Ahora, si es difícil
tratar de explicar porqué la Bolsa subió o bajó, imagine usted lo complicado
que es el predecir si va a subir o bajar.
Permítame preguntarle
algo: ¿qué va a comer su vecino el viernes en la noche? ¿Comida mexicana?
¿Italiana? ¿Una hamburguesa? ¿Un corte argentino? Probablemente no lo sabe. ¿Le
ayudaría en algo saber qué comió durante los últimos 20 viernes? Probablemente
no. Muy bien, ¿qué tal saber lo que comió los últimos 100 viernes? ¿Le serviría
un avanzado software o un analista graduado en Harvard para saber qué va a
comer su vecino el viernes?
Ahora permítame preguntarle:
¿cómo va a cerrar la bolsa el viernes? ¿Le ayudaría en algo saber cómo cerró
los últimos 20, 100 o 1000 viernes? ¿Qué tal un avanzado software? ¿Un graduado
en Harvard?
¿Ve la similitud del
caso? La ralidad es que nadie puede predecir el futuro. Y, en la remota
posibilidad de que alguien pudiera hacerlo, ¿porqué compartiría la información
con usted?
En una de las
películas de “Volver al Futuro”, uno de los personajes viaja el futuro y trae
al pasado un almanaque de deportes con todos los resultados deportivos de los
próximos 50 años. El tipo se hizo millonario haciendo las apuestas correctas.
El sabía el futuro y se hizo millonario con ese conocimiento. No se hizo
millonario vendiendo copias del libro.
Y, aún así, los inversionistas gastan miles de
millones de dólares al año buscando la clave para predecir el futuro: gastan en
administradores de “hedge funds”, “newsletters”, revistas, periódicos, y en tantos productos que prometen
“las mejores inversiones” o las “20 acciones que usted debe comprar hoy”.
Entonces, si nadie
sabe cuáles acciones van a subir para comprarlas o cuáles van a bajar para
evitarlas, ¿cuál es la alternativa?
La alternativa es
simple: ignore todos los medios financieros (o úselos como mero
entretenimiento), tenga un plan de inversión, tenga fé en la raza humana
(porque al final, la raza humana busca el mejoramiento permanente) y
diversifique sus inversiones en el mayor número de acciones posible. ¿Porqué?
Porque es imposible determinar para dónde va a ser el próximo 10% (puede subir
o bajar) en el mercado, pero le puedo asegurar con certeza, para dónde va a ser
el próximo 100%: para arriba. Si fuera para abajo, tendríamos otras cosas más
grandes que preocuparnos que nuestras inversiones.
En vez de tratar de
adivinar el mercado, aduéñese del mercado y evite exponerse a fondos de
inversión o a productos que se basen en técnicas adivinatorias, lo que esos
productos venden son meras ilusiones que únicamente generan dolores de cabeza y
ganancias garantizadas para quienes los manejan, no para usted.