Transición hacia la disolución

El pasado fin de semana, un programa de noticias del canal Cuatro, fundado en tiempos del anterior gobierno del PSOE y afín ideológicamente a este partido, señaló en un comentario que era necesaria en España una «Segunda Transición», ya que la crisis económica, la amenaza separatista de Cataluña, la corrupción generalizada y la pérdida de soberanía ante Europa significaban el fracaso rotundo de este régimen surgido de la Transición. Todo ello ilustrado con fotogramas de Mariano Rajoy conversando con Angela Merkel o del ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, saliendo de los juzgados.

 

.blogspot.com.es/2013/01/transicion-hacia-la-disolucion.html">una «Segunda Transición», ya que la crisis económica, la amenaza separatista de Cataluña, la corrupción generalizada y la pérdida de soberanía ante Europa significaban el fracaso rotundo de este régimen surgido de la Transición. Todo ello ilustrado con fotogramas de Mariano Rajoy conversando con Angela Merkel o del ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, saliendo de los juzgados.

Sin embargo, estos periodistas que ofrecieron tal noticia parecían no estar al tanto del abecé del periodismo español. Ignoraron que ya hubo una «Segunda Transición» o al menos así se nombró: la llegada al poder del PSOE de Zapatero en 2004, tras los atentados del 11 M, fue presentada por el periodismo afín al régimen de 1978 como una suerte de «Segunda Transición», considerando que la auténtica «Primera Transición» habría tenido lugar tras el golpe de estado del 23 F y la llegada al poder del PSOE de Felipe González, el auténtico comienzo de la democracia en España, simbolizada como ruptura con el franquismo y no como continuidad de éste «de la ley a la ley» por historiadores áulicos como Paul Preston. 

Y lo cierto es que la «Primera Transición» supuso el comienzo de la mediatización de nuestra soberanía (no hay en rigor pérdida de soberanía, o se es soberano o no se es soberano) por Europa, mediante la reconversión industrial exigida desde Bruselas para no ser un competidor de países como Francia o Alemania, lo que condujo a la pérdida de puestos de trabajo y al paro endémico que hoy padecemos con mayor fuerza que nunca. Tampoco la corrupción generalizada es un invento reciente, sino que los gobiernos de González la iniciaron a gran escala, tanto en lo económico (Filesa) como en lo político (pactos con los separatistas del PNV y CiU para garantizarse la gobernabilidad). El estado autonómico que tanto ha alentado los proyectos de disgregación de la Nación Española, pese a ser un invento de Adolfo Suárez  y Don Juan Carlos I, fue reforzado por los socialistas.

La «Segunda Transición» supuso el refuerzo de todas las amenazas, tanto formales como materiales, que se cernían sobre España, tanto desde su seno como desde Europa: pactos con los terroristas de ETA para concederles lo que llevaban exigiendo con su chantaje terrorista: un lugar en el sol de la Constitución de 1978, como partido legal, para gobernar el País Vasco y avanzar en su delirante proyecto de una Euskal Herria independiente; pactos con el separatismo catalán que hoy día está más embravecido que nunca, exigiendo un pacto fiscal para disponer de fondos con los que seguir con sus «embajadas» en el extranjero y su política de inmersión lingüística y de erradicar todo lo que haya de común con España; cesiones constantes a la Unión Europea que nos han dejado en un lugar marginal en el mundo y una situación económica putrefacta. Todo inspirado en una ideología armonista que piensa que es posible alcanzar la fraternidad de la humanidad y que, como diría John Lennon, «imagina que no hay países»: el Pensamiento Alicia como lo ha definido Gustavo Bueno, y que aún sobrevive hoy a los siete años de desgobierno socialista de España.

Una «Tercera Transición», ya que cada vez que el PSOE llega al poder se considera una transición, podría suponer ya la tan anhelada por muchos disolución de la Nación Española en una Europa para nada armoniosa sino beligerante, una beligerancia de todos contra todos donde las pequeñas naciones fraccionarias que persiguen los separatistas antiespañoles podrán tener lugar dentro de tan peculiar biocenosis.

UNETE



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