Vivimos
tiempos de cambio, tiempos muy duros donde se unen crisis económica, social y
política, a todas las escalas y no solo en nuestro país. ¿Ya está? Ni mucho
menos, una crisis ecológica subyace
bajo todas las demás, no ocupa las conversaciones de la mayoría de la gente, ni
sale habitualmente en los medios, ni siquiera la preocupación por ella es
palpable, pero la verdad es que es gravísima y afecta a las cuestiones más
básicas de nuestro mundo.
¿En qué consiste? Tras la II Revolución
Industrial el modelo socio-económico de los países desarrollados ha ido
encaminado a la extracción intensiva de recursos y al vertido al medio de una
ingente cantidad de residuos, todo ello a causa de este modelo que parece tener como objetivo un continuo
crecimiento económico, siendo este más un fin que un medio para conseguir el
bienestar de los ciudadanos. Esto conlleva tres tipos de consecuencias:
-Disminución
de la cantidad de recursos. A más población y más extracción de
recursos, siendo la cantidad de estos finita, es evidente que cada vez habrá
menos.
-Disminución de la calidad de los recursos. La generación de residuos y los
múltiples procesos físicos y químicos, realizados en muchas ocasiones sin ninguna
atención al medioambiente, es evidente que alteran sus condiciones naturales.
-Calentamiento global del planeta. Es difícil pensar que al
modificarse considerablemente una
variable del medio como es la temperatura no vaya a suceder absolutamente nada.
Los habrá escépticos frente a estas reflexiones, incluso habrá todavía
a quién esto le parezca cosas de “ecologistas-trasnochados-hipies”,
“catastrofistas-interesados”, o algún otro adjetivo descalificativo, pero lo
cierto es que los datos científicos
están ahí:
Fuente: Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos. En gris las zonas desérticas, en rojo las muy vulnerables y en amarillo
las moderadamente vulnerables.
Fuente:
Appraisal and assessment of world water resources.Igor.A.Shiklomanov. Asia es
el mayor consumidor de agua, y aunque sus reservas son muy grandes no es así su
calidad, comprometida en muchos lugares del sudeste asiático. Como curiosidad,
podemos ver que Europa consume una cantidad de agua similar a la Suramérica
siendo sus reservas cuatro veces menores.
Fuente: EL
PAIS. Imagen de Pekín en Enero de 2013, las concentraciones de partículas
llegaron a los 800 microgramos por metro cúbico, una BARBARIDAD. Nadie quiere
vivir en un sitio así por mucho crecimiento económico que exista, ¿verdad?
Y si alguien duda de la importancia
de respetar el medio que nos rodea por su propio valor y afirma que está ahí
para que nosotros obtengamos el máximo beneficio económico posible, he de decir
que la degradación de los recursos puede acarrear en un futuro graves conflictos sociales y políticos,
especialmente graves en aquellos casos en los que el recurso problemático sean
las aguas y las tierras de cultivo, y hacía ello apuntan (entre otros) los
informes de http://www.clico.org/ , en los
que se estudian las posibles en Oriente próximo, el Sahel y el Mediterráneo a
causa de los cambios producidos en el recurso agua.
Para concluir, quiero formular una
serie de preguntas con el objetivo de invitar a la reflexión sobre el
medioambiente en su contexto más global, ¿A dónde nos llega este “síndrome de
Diógenes económico”, esta carrera por la mayor acumulación de capital? , si
todo sigue igual, ¿llegará la Tierra al colapso ecológico?, ¿sería mejor buscar
la estabilidad y la equidad económica que el mero crecimiento?, ¿es necesario un cambio de mentalidad
absolutamente radical en nuestra sociedad? ¿es necesario un cambio en nuestra
propia filosofía de vida?. Surgen muchas dudas al respecto, pero lo que está
claro es que no podemos olvidar a la
crisis ecológica, no podemos olvidar que somos parte de todo lo que nos rodea.