Hace
ya algunos años, preparando una conferencia sobre Neuroplasticidad en el
Hospital de Clínicas de Montevideo con el Prof.Neurólogo Infantil Raúl Ruggia(1),
y la Neuropediatra Dra Rosario Bonaglia, el profesor me cuenta que el neurocientífico
Dr. J. Schwartz (2) en USA, había logrado registrar determinado tipo de
actividad cerebral en personas con discapacidad.
La investigación y
experiencia consistía en lo siguiente:
Se
realizaba un escaneo de la corteza cerebral de deportistas, jugadores de
fútbol, corredores olímpicos y se observaba que áreas del cerebro estaban
involucradas, es decir, que grupo de neuronas se “encendían” al realizar esas
acciones.
Por
otro lado, se invito a personas con diferente grado de dificultad y
discapacidad motriz especialmente, a ver películas donde aparecían deportistas
y diferentes personas haciendo actividad física, corriendo, saltando; se pudo
observar que en el monitoreo de la actividad cerebral, se podían identificar en
ellos las mismas zonas de neuronas “encendidas”, que las de los deportistas y
atletas participantes de la experiencia.
Este
hallazgo, me dejó realmente sorprendida y entusiasmada, y la idea me quedó un
buen tiempo dando vuelta, ya que este conocimiento nos abría un vasto panorama
de investigación en nuevas metodologías de rehabilitación.
Aquí
estaba la expectativa y el gran desafío: el cerebro puede tener grupos de
neuronas que virtualmente “hacen algo”, a pesar que el cuerpo nos ponga obstáculos.
Podemos pensar que, con un tratamiento y estimulación adecuada “a la medida de la Persona”, lograremos que desarrolle destrezas, tanto motrices como
cognitivas, que perfeccione sus movimientos, que aumente su coordinación, asi
como su manejo del espacio; que genere nuevas conexiones neuronales… en
definitiva, hacer lo mejor posible para enriquecer su calidad de vida.
El aumento del uso de
determinados dedos de la mano, aumenta su representación cortical.
La corteza cerebral tiene
un mapa del cuerpo para cada submodalidad de sensación, y estos “lugares” y
cantidad de conexiones de células nerviosas pueden variar su tamaño, se pueden
modificar por la experiencia.
Una
avance muy importante fue, el uso de la magnetoencefalografia, que permitió
elaborar mapas funcionales de la mano en sujetos normales con una precisión de milímetros.
Cada persona normal tiene una área de la corteza donde se representa su mano,
sus dedos. Se observo que en pacientes que han nacido con un síndrome llamado
sindactilia, que consiste en que sus dedos están fusionados, (no son
independientes), el tamaño de la representación en la corteza de la mano
sindactilica es menor que el de la persona normal y dentro de esa
representación no hay una correcta representación de los dedos.
Cuando
se realizo una operación de estos pacientes,
a modo de separar los dedos de su mano,
y posteriormente se los entrenó adecuadamente para adquirir movimientos
y coordinación, entre otras habilidades, en semanas apareció en su cerebro una
representación individual de cada uno de los dedos.
Se ha descubierto que los estímulos periféricos son
capaces de modificar la organización espacial de la corteza, debido a la
plasticidad neuronal (3) y la reorganización de la corteza cerebral y sus
conexiones, con implicación en la recuperación de funciones tras una lesión
cerebral precoz.
Existen experiencias significativas que
demuestran que la ejercitación motora puede modificar la organización de los
grupos neuronales en el cerebro y favorecer la recuperación funcional.
Los mundos virtuales.
En la búsqueda
constante de ambientes lúdicos que resultaran motivantes para los chicos que
requerían reeducación y rehabilitación motora y cognitiva, implementamos desde hace varios años en
nuestro ámbito clínico, el trabajo con programas de realidad virtual. Tenemos un
juego, donde el niño, que esta siendo
filmando por una web cam va rompiendo burbujas mediante movimientos en varias
direcciones de sus miembros superiores.
Otros juegos, lo
introducían en una pista de esquí, donde debía regular muy bien sus movimientos
para poder avanzar esquiando ante múltiples obstáculos.
Estos programas nos
permiten apuntar a mejorar la precisión de los movimientos, acomodar el
equilibrio, apoyado en la búsqueda de
buenas posiciones posturales y depuración de movimientos aislados (brazos, hombro,
muñeca, mano, dedos), que pueden reorientarse para el logro de determinados
objetivos, (tomar un objeto, señalar hacia una dirección, reconocer
lateralidad, etc.).
Con este tipo de actividad, vamos logrando la internalización del
movimiento, trabajando la inhibición
muscular necesaria para ajustar las respuestas a los estímulos, y la reeducación
de las funciones cerebrales superiores, como atención, memoria, percepción
visual, gnosias, praxias, y lenguaje.
Es muy notoria la mejora en la autoestima de los chicos, y también en
su interacción social.
Estos mundos virtuales que se le presentan permiten que el niño
desarrolle el juego simbólico. En el juego simbólico hay una transformación de
la realidad; la representación es neta, está acompañada de objetos que se han hecho símbolos.
La computadora es una máquina que nos permite
manipular símbolos, y allí es donde reside su gran capacidad de simulación y de
recreador de escenarios que se prestan para ser “vividos” por el niño en un
como si.
Lo último….. la Consola Nintendo
Wii.
“A diferencia de otros videojuegos, que solo requieren el uso de los dedos
de la mano, la consola Wii exige el empleo de todo el cuerpo, equilibrio y
coordinación de movimientos” (4)
En algunos hospitales de Estados Unidos y gran
Bretaña, están usando la consola Wii para la rehabilitación de pacientes que
tienen algún tipo de lesión cerebral provocada por accidentes o por infartos
cerebrales.
Esta consola, que en realidad es como la CPU de una
computadora, pero que trabaja con un software que tiene una interfase virtual,
donde el niño, el adolescente, el adulto, mediante uno o dos tipos de controles
remotos, realiza movimientos con partes de su cuerpo, en especial, manos,
brazos, piernas y de ese modo, salta,
corre, toca música, de acuerdo a lo que el programa que ha cargado requiere.
Por ejemplo, en nuestra clínica utilizamos se pueden cargar juegos de deportes
populares, como el tenis, golf, boxeo, fútbol, entre otros, asi como juegos
donde el niño tiene que desarrollar determinadas estrategias para poder avanzar
y llegar a determinados objetivos y todo esto moviendo su cuerpo, adoptando
determinadas posiciones, extendiendo sus brazos, saltando, de acuerdo a como lo
requiera la actividad, tal cual como lo haría en el mundo “real”.
Este dispositivo no tiene nada que ver con el
clásico “Play station”, pues mientras con “la play”, como la llaman nuestros chicos, el niño pasa
largas horas forzando su columna vertebral en posiciones muy incómodas y
nocivas, y usa solamente sus dedos para operar el joystick, con la consola Wii
y sus diferentes accesorios, pone en juego todo su sistema músculo -esquelético
y varias áreas funcionales del cerebro que son sustrato de funciones cerebrales
superiores, como la atención, la memoria, las praxias, las gnosias, la
coordinación visomotora , la percepción visual,
Esta forma de trabajo, ya que apela a la motivación
del niño, disminuye notablemente el ausentismo a las sesiones como hemos podido
comprobar en el ámbito clínico.
Pensamos con Vigotsky que:
“El juego crea una zona de desarrollo próximo en el niño. Durante el
mismo, el niño está siempre por encima de su edad promedio, por encima de su
conducta diaria; en el juego es como si fuera una cabeza más alto de lo que en
realidad es”.
“A medida que el juego va desarrollándose vemos un avance hacia la
realización consciente de un propósito. Es erróneo pensar que el juego
constituye una actividad sin objetivos,
el propósito decide el juego y justifica la actividad”.
Vigotsky “El
papel del juego en el desarrollo del niño”
Silvia Pérez Fonticiella.
Consultora
en Neurociencias. IINNUAR
(1) Raúl
Ruggia Jefe de Servicio de Neuropediatria Hosp. De Clinicas Montevideo Uruguay
Soc Uruguaya de Neuropediatria. Sociedad
Argentina de Neurología Infantil.