"Legumbres del más allá". Reflexión sobre Soberanía alimentaria.

No con cierta frecuencia y dada la situación actual, me permito comer fuera de casa de vez en cuando. A la hora de escoger un bar o restaurante,no me decanto por ninguna prioridad en concreto pero, lo que si que es cierto, es que donde se presente un buen menú del día económico, que se desplacen a un lado los típicos bocadillos.

 

. A la hora de escoger un bar o restaurante,no me decanto por ninguna prioridad en concreto pero, lo que si que es cierto, es que donde se presente un buen menú del día económico, que se desplacen a un lado los típicos bocadillos.
 

Hoy me he decantado por un buen plato de lentejas con derecho a bebida y pan. Cuando uno come solo, echa a volar su imaginación y piensa en las cosas más ridículas e inimaginables. Nos vemos en situaciones que si realmente nos obligasen a analizar, no llegaríamos hasta los parámetros a los que llega nuestra mente en esos instantes. Tras probar el primer bocado, me cuestiono cuánto habrán viajado los ingredientes que están en mi plato para llegar a él. Es una pregunta insólita, pero lo cierto es que está cargada de historia.

 

Actualmente, nuestros alimentos recorren más de 5000 km para llegar a nuestro plato. Podría decirse que sería un hecho excepcional encontrar alimentos locales en nuestras tiendas y en los supermercados. Las importaciones de alimentos están incrementándose a pasos agigantados consecuentemente con otros muchos problemas asociados. Un informe presentado en Abril de este año por “Amigos de la Tierra”, elaborado con la colaboración de las Universidades de Sevilla y Vigo recoge, entre otros datos, la cantidad de alimentos importada en los últimos años, el país de origen de cada alimento, los kilómetros recorridos hasta llegar a nuestros supermercados, los medios de transporte empleados y las emisiones de CO2 producidas en su importación.

 

Así pues, en 2007 se importaron más de 29 millones de toneladas de alimentos, lo que supuso una emisión de casi 5 millones de toneladas de CO2, generando una gran amenaza ambiental contra el cambio climático. El sistema de transporte más empleado es el barco y el que menos, el tren (que es el medio de transporte que menos impacto ambiental ocasiona). Los alimentos más viajeros son los piensos, cereales, café, especias, legumbres y frescos como frutas, pescados y mariscos. Sus principales orígenes se ubican básicamente en la Unión Europea pero las importaciones producidas desde América Central y del Sur ya abarcan un 40% del total. Por ejemplo, el 87% de los garbanzos que se consumen en España provienen de México. La superficie dedicada a este cultivo en el territorio español se ha visto reducida debido a la pérdida de empleo. Pero el mayor impacto ambiental y social viene ocasionado por la importación masiva de cereales y piensos, con un único destino: la ganadería industrial. España importa cerca de 15 millones de toneladas con el fin de destinarlo al ganado. También son importados otros 7 millones de toneladas de soja, extraídos de países como Argentina o Brasil donde la expansión de estos cultivos está provocando la deforestación del Amazonas y el desplazamiento de diversas comunidades a otros espacios.

Con los datos que ofrece este informe, se consigue demostrar que el sistema industrial de agricultura y alimentación repercute de forma negativa en cuanto a la situación climática, alimenticia y ecológica. Por eso es necesario reformar políticas agrarias como la PAC (Política Agraria Común) y promocionar la agricultura campesina y de pequeña escala, ya que contribuye al bienestar ambiental y a generar nuevos puestos de empleo creando a su vez, un modelo agrario más justo y sostenible y una relacción más estrecha entre productor y consumidor.

 

Todos tenemos derecho a consumir alimentos nutritivos y adecuados, producidos de forma sostenible y ecológica. También tenemos derecho a seleccionar nuestro propio sistema alimentario y de producción. Por ello, debemos desmantelar el comercio libre y corporativo para que los sistemas alimentarios pasen a estar gobernados por productor@s locales que gestionen sus territorios, sus aguas y semillas, su ganado y su biodiversidad. Por lo tanto el consumo, se basaría en la sostenibilidad medioambiental, social y económica promocionando el comercio transparente que garantizaría dignidad tanto para los productores, como para los consumidores a la hora de controlar su propia alimentación.

UNETE



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