Mexico.- No deja de ser curioso, por decir lo menos, el intenso
chilloneo de nuestras "siempre pacíficas izquierdas" por el cerco que
los diversos cuerpos policíacos, tanto del Distrito Federal como
federales y del Cuerpo de Guardias Presidenciales establecieron en un
amplio perímetro alrededor del Palacio Legislativo de San Lázaro que
alberga a la Cámara de Diputados, y en ocasiones especiales como la toma
de protesta del presidente electo para investirlo como Presidente
Constitucional, pero lo que en todos esos sentidos lamentos jamás
dijeron nuestros queridísimos izquierdistas, es que dentro de su seno
albergan, fomentan, patrocinan y alientan as grupos con "legítimas
expresiones de inconformidad" que se manifiestan de forma muy violenta,
tanto verbal como física y que no dudan en aventar bombas molotov (esas
botellas llenas de gasolina, tapadas con una estopa que incendian y
avientan para que le exploten a sus víctimas) que lo mismo lanzan contra
las vallas y cercos de seguridad, que, en el calor de la lucha, contra
quien se les pare en frente, que si los dejaran, contra el mismísimo
Presidente de la República (después de todo, contra él es el enojo y la
manifestación). Tampoco escapó a "sus pacíficas y legítimas formas de
expresión" el incendiar un camión de basura para usarlo como ariete
contra los cuerpos de seguridad. Eso, sí, de inmediato estaba el
diputado del Movimiento Ciudadano (uno de los tantos membretes que tiene
el señor Manuel Andrés López Obrador (MALO) a su servicio, en senda
entrevista radiofónica con el señor Sergio Sarmiento para quejarse, ya
no de la brusquedad, sino de la excesiva violencia que usaron para
proteger el al recinto legislativo y a sus ocupantes haciendo votos
porque un hombre herido en la gresca, al parecer porque le aventaron
algún objeto explosivo hasta el momento no identificado, no llegase a
fallecer porque pesaría sobre el presidente y sus cuerpos de seguridad.
Ya a eso de las 2 de la tarde, ese 1 de diciembre, sobre la Avenida 20 de Noviembre
hubieron enfrentamientos con el Cuerpo de Granaderos del D.F. cuando
éstos se percataron de que algunos grupos de violentos estaban pateando y
pintarrajeando coches y camionetas de los invitados al evento de
Palacio Nacional. La desvergüenza, el despropósito, el doble discurso,
producto sin duda alguna, de una doble moral y visión acomodaticia de lo
que la justicia y la legalidad son. Y conste que estamos hablando de
los legisladores, ya ni qué decir de las bases que acarrean para cometer
tales fechorías, con cargo, eso sí, al erario público, tal es LA PAZ VIOLENTA DE NUESTRAS IZQUIERDAS.