Dice Carlos (¿quién?) que ya no tiene Internet en el móvil. La
sensación de estar pendiente del móvil por si alguien le hablaba, molestarse si
no contestaban, la adicción a las redes sociales y, por encima de todo, la
insoportable sensación de estar con alguien que no le prestaba atención. Si a él
le hacían sentirse así, seguramente, él también habría estado alguna vez más
pendiente del móvil que de alguien que tenía delante.
"Pero Carlos… ¿la pasta?"
"Pero Álvaro, somos capaces de gastarnos 10 euros en un
cubata, 300 en una chaqueta, 400 en el móvil y ¿no me puedo gastar 15 céntimos
en un mensaje?"
"Carlos, no seas cabrón y ¿el resto?"
"En la mayoría de planes con Internet hay sms gratis, supongo
que me podrán mandar. No se puede negar la utilidad, pero la mayoría de su
utilidad es prescindible. El origen de la idea fue laboral y era buena, no para
que dos chavales de 14 años estén hablando en clase. O para que dos adultos
discutan sus problemas en un chat."
"Adiós Carlos, estás tarao."
El mundo actual es una construcción llena de paradojas.
Millones de libros para gente con analfabetismo funcional. Cientos de canales
para acabar viendo telebasura. Facebook para tener amistades, Twitter para
actualizarse, Pinterest por las fotos, Youtube para los vídeos, Whatsapp para
hablar, Line para videoconferencia… y al final no sabemos nada de los que
tenemos al lado. Nada es nada. Y es que en el fondo los de nuestro alrededor
nos dan igual. Le damos a “me gusta” si sube una foto o le hacemos un RT si
dice algo interesante, incluso un FAV si nos parece muy guay. Pero nos dan
igual. ¿Exageración? No, dar igual no significa desear el mal. Seguramente les
haríamos algún favor si nos lo pidiesen y si nos los encontramos nos reiremos
comentando alguna cosa. Pero importar, en el sentido de querer, significa más.
Y eso trasciende a redes sociales, Internet y demás. No todo avance es bueno.
Mejor dicho. No todo uso de los avances es bueno.
Mi abuela le dijo a mi abuelo por dónde paseaba cuando salía
de la universidad, que si tenía interés en ella, allí estaría. Y allí estuvo,
durante el resto de sus días. No llegaron a mandarse sms.