Al parecer, todo está listo para que el próximo
primero de diciembre Enrique Peña Nieto, tome posesión de su cargo como
presidente de todos los mexicanos, en esta ocasión no podrá repetirse el
escenario que vivimos en el año dos mil seis con la
polémica toma de protesta del actual presidente Felipe Calderón Hinojosa,
cuando los perredistas tomaron la tribuna para impedir que se llevara a cabo
ese acto protocolario, (En voz del
Dr. José de Jesús Orozco Henríquez, la
toma de protesta no es un requisito de validez para la posesión del
cargo, pero si es una condición de formalidad para iniciarse en el mismo).
Recuerdo
que el entonces coordinador de senadores de la bancada del Partido
Revolucionario Institucional Manlio Fabio Beltrones, inclusive llegó a proponer
que la toma de protesta se diera por escrito.
Debido a esa experiencia y atendiendo lo establecido en el artículo ochenta
y siete de nuestra ley suprema a Peña Nieto, se le deberá rendir protesta en primer orden, ante el
Congreso de la Unión. Si por
cualquier circunstancia el presidente no se le pueda rendir protesta ante el
Congreso, lo hará de inmediato ante las mesas directivas de las cámaras del propio
Congreso de la Unión.
En caso de que al presidente no se le
pudiera rendir la protesta ni ante el Congreso de la Unión, ni tampoco ante la comisión
permanente o ante las mesas directivas de las cámaras, lo hará de inmediato
ante el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Lo anterior,
de conformidad a la adición mediante decreto publicado en el diario oficial de
la federación el nueve de agosto pasado.
Sea ante cualquiera de las autoridades que en el
estricto orden ya hemos señalado, el nuevo presidente, se sujetará a pronunciar
fielmente las siguientes frases sacramentales: "Protesto
guardar y hacer guardar la constitución política de los estados unidos
mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente
el cargo de presidente de la republica que el pueblo me ha conferido, mirando
en todo por el bien y prosperidad de la unión, y si así no lo hiciere que la
nación me lo demande".
Justo
en ese momento se concreta por parte del Ejecutivo, la sujeción y el absoluto
respeto al orden jurídico y a las instituciones de nuestro país, así como también
al compromiso de responder a una sanción para el caso de no cumplir con la
responsabilidad que le ha sido conferida.
Juntos,
el hoy presidente electo y todos los mexicanos nos acompañaremos en el camino
político, jurídico, y social durante los siguientes seis años, en donde con
toda seguridad, viviremos nuevos aires, nuevos tiempos, nuevas esperanzas con
una sola idea: un México mejor para todos.