El principio de simplificación y de enemigo único de Goebbels, que consiste en personalizar el conflicto bélico en un único enemigo objetivo a combatir, ha venido usándose con éxito en muchos conflictos armados desde su formulación durante el gobierno nazi. La guerra de Libia, o la crisis libia, como algunos medios y partidos políticos la llaman en un intento ridículo de restar peso a la injerencia europea en Libia, parece responder a este precepto, herramienta indispensable en la legitimación de acciones militares ante la opinión pública. Gracias al éxito de estas artimañas estatales, cuestiones como el imperialismo, el neocolonialismo, la desigualdad mundial, las falsas democracias, resultan extrañas a nuestros oídos.