Este asunto de las "Iniciativas Preferentes" que el Presidente de la República puede
enviar, y que de hecho ya comenzó, a las cámaras de diputados y senadores con
tiempos perentorios para su discusión, análisis y en su caso aprobación o
rechazo persigue dos objetivos muy claros: El primero es el de poner fin a esa
terrible y muy costosa parálisis legislativa que nos ha aquejado desde hace ya
15 larguísimos años, o cuando menos desde ese entonces se ha hecho más evidente
y el segundo es el de provocar, aunque sea indirectamente que las fuerzas
políticas e individuos incrustados de por vida en las nóminas legislativas
saltando de una cámara a la otra e intercambiando huesos alegremente, que se
dediquen a boicotear iniciativas por atender a sus intereses de partido, de
camarilla o tribu política también o individuales sean exhibidos ante la prensa
escrita, los medios de comunicación masiva y por supuesto, a la opinión pública
en general y por tanto resientan y paguen los costos políticos por su
mediocridad, desidia, corrupción u lo que sea y en este sentido pudimos
observar muy claramente cómo en el caso de la "Reforma Laboral" se
cumplieron ambos aspectos. Hubieron jaloneos, sí, ataques mutuos, también,
negociaciones serias !Afortunadamente! descalificaciones, ajá, pero el caso es
que la susodicha reforma finalmente pasó los topes más severos, ello pese a las
cínicas burlas y amenazas de mandar todo el paquete a la tristemente célebre y
famosa "congeladora legislativa" por parte de uno de vividores
profesionales del Congreso, un tal Beltrones, al parecer ex discípulo del
trístemente mítico Fernando Gutiérrez Barrios quien fuera director de lo que fue
la muy tenebrosa Dirección Federal de Seguridad, pero evidentemente alguien más
poderoso, quizá el que lo colocó en ese puesto, le dio un buen y merecido jalón
de orejas (aunque en privado y en lo oscurito) y al parecer ya casi es pura
cuestión de trámite administrativo para la mentada reforma que sea totalmente
aprobada y enviada al ejecutivo para su publicación en el Diario Oficial de la
Federación para, tal como suele decir el estribillo legislativo: "surta
sus efectos de ley". Debo subrayar
que soy uno de los que se alegró con la noticia de que !Por fin! hubiesen metido, cuando menos por esta vez, en
cintura a los diputados y senadores grilleros y de que tendríamos !Ya! una Reforma Laboral más o menos completa y que
encuentro ridículo, por decir lo menos, que estemos, a la fecha, y con las
condiciones económicas, laborales, sociales, políticas y culturales de un mundo
salvajemente competitivo, agresivo y globalizado, operando con leyes laborales
que datan del año de 1970 !Casi nada! De hace ya 42 años, con un país que obedece a otros estímulos
económicos, políticos, sociales, culturales y sobre todo, internacionales y
que, sobre todo, tiene unas necesidades que se manifiestan de formas muy
distintas, intensas y dispares, pero subyace un gravísimo problema...
El problema es que no
resuelve los verdaderos problemas subyacentes.
Pareciera como si cantinfleara o estuviese haciendo ociosos
juegos de palabras, si observamos con un poco de atención veremos que no es así.
Imaginemos que en un escenario no tan positivo y alagüeño como el que proponen
el actual gobierno federal y los principales impulsores de la multi mencionada
reforma, ni tan catastrófico como el que vaticinan el tabasqueño amargado y su
séquito más allegado de fanáticos y defensores, efectivamente se va generando
poco a poco un clima de negocios que tiende a propiciar la generación de
empleos !O.K! a todo dar ¿querría decir
eso que "ya la hicimos" y que todo será miel y dulzura? !No! De
ninguna manera, porque en nuestro sistema político, económico, legal y sobre
todo, social permanece una suerte de virus que, aunque todos vemos
palpablemente, e incluso se señala con insistencia tanto en artículos
periodísticos como libros, películas y documentales y es el de la enorme, qué
digo enorme, brutal y hasta criminal disparidad que hay en eso que llaman
"la repartición de la riqueza". Y vaya que esto representa un
problema literalmente hablando, estructural, porque afecta a la estructura
misma sobre la cual está fincada la sociedad mexicana y todo el sistema de
poder, pues está diseñada y, como diría "El Chapulín Colorado", "fríamente calculada" para que
opere como un embudo muy cerrado en el cuál todos los beneficios se quedan
arriba, en las cúpulas, y solo unas
cuantas gotas medio alcanzan a deslizarse hacia abajo, a lo que los priístas
llaman "las bases", y la tierna hijita de Peña Nieto, Paulina creo
que se llama el angelito protector de su papi: "la pinche prole".
¿Porqué? Pues porque nuestro tabulador de pagos al trabajador es paupérrimo,
qué digo paupérrimo !Miserable! Y así mientras las grandes empresas como
Walmart y similares amasan unas fortunas verdaderamente estratosféricas a los
empleados se los está llevando la trampa y entre los bajísimos sueldos y
prestaciones, gastos de transporte diario y comida fuera de casa, lo que les
queda para llevar a sus casas es una miseria. Así que efectivamente quienes
señalan que puede producirse una pauperización del empleo, tienen una base de
realidad muy sólida para apuntarlo. El segundo aspecto es el injusto y
altamente gravoso sistema de recaudación de impuestos que padecemos en el cuál,
como ya he dicho anteriormente, los del vértice de la pirámide y los de la base
no pagan impuestos, o de plano pagan una vacilada y a los de en medio, a los
cautivos, nos carga la puritita tostada y no nos dejan otra sopa para elegir
que, como dirían en el pueblo de una ex novia mía, la de "agua y
ajo", es decir "a aguantarse y a joderse". En resumidas cuentas
no tenemos resueltos los problemas de la inequidad en el ingreso y del agresivo
para algunos y extremadamente complaciente para otros pocos, de nuestro sistema
de recaudación de impuestos, ese, !Nada más ese! es EL
PERO DE LA REFORMA LABORAL. La inevitable pregunta que viene es:
¿Cómo diablos le vamos a hacer para solucionar esos dos pendientillos?