La deriva hacia la autodestrucción del capitalismo de amigotes, lo que los ingleses llaman crony capitalism, se acelera por momentos y nos pone ante una situación de todo o nada. Los movimientos sociales, las ONG, los partidos alternativos, andan dando bandazos en busca de algo que cambie la situación, pero nada de lo que hacen o puedan hacer cambiará el rumbo siniestro que la panda de energúmenos que nos gobierna ha prefijado. La dirección es clara y los caminos que nos conducen a ella expeditos. No hay nada ni nadie que pueda modificar ni un ápice el rumbo a no ser que se aplique un nivel de violencia tan extremo como el que ellos, los bárbaros de este club de elegidos (Rothkopf) que gobierna el mundo, llevan ejerciendo desde hace treinta años para imponer su necesidad de lucro y lujo a cualquier precio, incluso el precio de acabar con la posibilidad de tener lucro y lujo.