Quedaos bien con ese nombre. Para
muchos desconocido, se trata de uno de los principales eventos
arquitectónicos internacionales, en materia de sostenibilidad. Eso
sí, como su propio nombre indica, el sol se erige en principal
protagonista.
A grosso modo este evento
consiste en una competición para universidades de todo el mundo,
donde cada equipo de alumnos tutorizados cuenta con un plazo de dos
años para diseñar y construir un prototipo de vivienda sostenible a
través del uso de la energía solar. Como tal, consta de diez
categorías en las cuales el proyecto es evaluado y puntuado por un
jurado experto en la materia en cuestión. Podemos encontrar
categorías tan diversas como arquitectura, ingeniería, innovación,
industrialización, funcionalidad, bienestar, balance de energía
eléctrica, sostenibilidad, eficiencia energética o comunicación.
Aparte, encontramos una serie de premios extra, fuera de la
competición, pero que forman parte del proceso del concurso, donde
se valoran aspectos no menos importantes, como la integración de
sistemas solares, iluminación, diseño interior o accesibilidad,
entre otros.
Dicho esto, me gustaría empezar este
artículo con mi más sincera enhorabuena y muestra de admiración a
los diferentes equipos participantes, por lograr algo tan complejo y
ambicioso como es el diseño y construcción de una vivienda, donde
los parámetros dimensionales rondan entre los 45 m2 mínimos
climatizados, hasta los 150 m2 máximos del conjunto. No podemos
obviar algo tan impresionante como que son ellos, los alumnos,
quienes realizan por completo el montaje de esta estructura, sus
instalaciones y acabados. Todo. Y, además, disponen exclusivamente
de dos semanas para hacerlo, en este caso, en la Casa de Campo de
Madrid.
Por otro lado, es igualmente plausible
la iniciativa que no sólo les permite disfrutar de esta experiencia
y compartirla con estudiantes de todo el mundo, sino que les invita a
investigar y aprender acerca de una de las mayores tareas pendientes
en nuestra sociedad, la sostenibilidad.
En esta línea, creo que el Solar
debería ser entendido como algo más que una competición
universitaria de arquitectura e ingeniería. Es mucho más que eso.
Es una oportunidad sin igual para mostrar al ciudadano las
posibilidades que existen en el diseño de su vivienda. Nuevos modos
de entender la arquitectura. Un acercamiento entre usuario y
profesional, del cual adolece este sector, y que sin duda
necesitamos.
Es por ello, que no puedo terminar este
escrito sin criticar los pros y contras de tan excelente idea:
En materia de arquitectura, sin
duda creo que la nota sería elevada, aunque deberíamos matizar
algunos aspectos fundamentales. Como prototipos que son, no pueden
renunciar a aspectos de investigación básicos en un sector tan
interesante como el residencial. Son pocos los proyectos que me han
sorprendido en el trabajo de conceptos arquitectónicos básicos
desde un punto de vista solar. En esta línea, dentro de los
proyectos que pude visitar, me gustaría destacar (e)co y la
propuesta andaluza, quizás porque sus conceptos me resultaron más
cercanos y fáciles de detectar.
En cuanto a ingeniería, como
completo ignorante en la materia, decir que no podemos obviar que se
trata de un caso muy similar. Es fundamental que se valore la
integración entre ambas profesiones, la capacidad para disimular
grandes esfuerzos sin que el usuario se vea perjudicado ni
condicionado por ellos.
En innovación, no sé hasta qué
punto debemos conformarnos con el empleo de tecnología innovadora.
Sería lamentable perder una oportunidad como esta para investigar
nuevas estrategias pasivas en el uso del sol. Plantear viviendas que
funcionen mejor sin necesidad de ningún añadido tecnológico. Es
la propia vivienda quien debe ser concebida desde un punto de vista
innovador, más allá de sus espectaculares añadidos.
En industrialización, he de
reconocer que es donde más dedicación he detectado, en algunos
casos, incluso excesiva. Vivimos en un mundo donde todo parece estar
condicionado a su viabilidad comercial. Lo cual está muy bien. Pero
no debemos olvidar que se trata de una iniciativa solar, no modular
ni industrial. En ocasiones la mayor de las bazas de los proyectos
era su facilidad constructiva, su flexibilidad a la hora de ser
ampliadas, o su comodidad en el transporte. Sí, son aspectos
importantes, pero jamás deben ser definitivos en un proyecto de
investigación universitario. Si no les permitimos soñar sin
limitaciones comerciales, ahora que son estudiantes, ¿cuándo vamos
a hacerlo? Ya existen iniciativas privadas muy interesadas en
encontrar estos modelos de vivienda en serie, fáciles de instalar y
transportar a cualquier lugar. Dejemos que los jóvenes nos
sorprendan por otro lado.
Funcionalidad: en un sector como
el residencial, probablemente sea una de las piedras angulares del
proyecto. La cruz, no acabar de investigar en este sentido. Son
prototipos, son estudiantes jóvenes, ¿por qué no aprovechar para
encontrar la vivienda, y por tanto el nuevo modo de habitar, de esta
nueva sociedad hiper-comunicada e informada que se está generando?
Buscar el bienestar ha sido
siempre, es y deberá seguir siendo, un objetivo fundamental en toda
aquella actuación que pretenda denominarse como arquitectónica. En
esta línea, el concurso monitoriza todas las constantes vitales de
la vivienda: temperatura, humedad, ruido... La única pega que le
encuentro al sistema, es la de mezclar competición y exposición al
público. Es incompatible mostrar una vivienda a decenas de
visitantes, con mantener unas condiciones interiores de confort y
bienestar en todo momento. Por ello, entiendo que deberían haber
separado mejor estos dos aspectos, en vez de monitorizarles las
viviendas, menos de una hora después de que la marabunta de
turistas abandone la instalación. ¿Por qué? Porque esta
exigencia, obliga a los equipos a decidir entre mostrar abiertamente
la vivienda y ser competitivos. Dicho de otro modo, les instan a ver
al turista como una “amenaza” de cara al concurso. Por tanto, la
organización se olvida de una de las principales premisas de esta
idea, acercar la arquitectura y la investigación al ciudadano.
Balance de energía eléctrica: es
una gran oportunidad para testar los valores reales de producción y
consumo de estos prototipos. Por tanto, me parece un requisito
fundamental, si realmente se pretenden obtener modelos sostenibles y
eficientes.
Sostenibilidad: el tema de moda.
En mi opinión, siempre lo he dicho, la vivienda sostenible por
excelencia, es la vivienda tradicional, la arquitectura vernácula.
Ahora, el sector, se enfrenta a tecnologías súper complejas que
pretenden devolvernos al lugar del que partimos en el momento que la
globalización nos enseñó aquello que todos queremos tener pero
que nunca nos había sido posible alcanzar. No podemos pretender que
una vivienda se comporte igual en Alemania que en España, por
ejemplo. Esta reflexión tan personal, nos lleva a una de las
principales conclusiones de este artículo; se trata de un agravio
comparativo tremendo, evaluar todos los prototipos en una ciudad
como Madrid, teniendo en cuenta las procedencias tan diversas de los
diferentes equipos. Entiendo que debemos elegir un lugar común,
pero creo que debería hacerse mayor hincapié en este aspecto. Si
una vivienda finlandesa, por ejemplo, funciona bien en Madrid, no es
normal, o es muy bueno o muy malo.
Eficiencia energética: muy en la
línea de la sostenibilidad, se trata del empleo coherente de los
recursos, lo cual es difícil de apreciar tan lejos de casa. Además,
se deben premiar estrategias pasivas, por encima de cualquier
recurso privado, por muy interesante que pueda resultar
comercialmente. Del mismo modo, la escasez de recursos, y por tanto
de presupuesto, debería ser valorada, con el fin de equilibrar
proyectos con un apoyo institucional y de capital que abruma, frente
a otros más modestos.
Comunicación: algo fundamental
hoy día. En este aspecto, me gustaría criticar la organización de
un evento que como arquitecto y español, me ha costado descubrir.
No sé en que punto de la cadena se rompe la comunicación, pero no
me cabe duda de que se ha roto. Por otro lado, no puedo entender
como una iniciativa con un espíritu tan docente y divulgativo,
puede llegar a negar el acceso a los visitantes, en el horario
especialmente destinado para ello. La respuesta “debería usted
haber reservado por internet su visita”, no me vale. Lo siento. No
puede ser que yo, profesional del sector, no sepa eso. Y lo que es
peor, pretender que lo sepa alguien que no tenga vinculación alguna
con el sector y se sienta puntualmente atraído por este evento. Es
decir, no podemos negar la entrada a aquellos que en un esfuerzo
intelectual, decidan acercarse a aprender sobre materias no
relacionadas directamente con su profesión. Pese a que la entrada
se entiende libre los fines de semana, no me vale. No puede ser que
alguien que venga un lunes expresamente a ver estos prototipos se
tenga que encontrar negociando con la bondad de los pobres
estudiantes, para poder acceder a admirar su trabajo, arriesgando
con ello al equipo a una penalización competitiva, como algunos de
ellos me comentaron. La competición no puede, en ningún caso,
convertirse en un obstáculo para la difusión de esta gran idea. A
ver si los jurados valoran también estos aspectos.
Por lo demás, decir que me inquieta la
no inclusión en competición de algunos de los premios fuera de
concurso, tales como la accesibilidad o la integración de sistemas
solares, en una competición llamada Solar. En fin, son sólo
críticas constructivas que lanzo, como espectador y profesional,
para aquellos que estén dispuestos a entenderlas como tal.
Sin más, agradecer el esfuerzo
realizado a los alumnos, los cuales en muchos casos, han sido los
auténticos motores de sus proyectos, ante la indiferencia de sus
universidades y empresas promotoras.
Gracias a todos por participar y por
ayudarme a aprender un poco más. Así como, a todos aquellos que no
hayan logrado alcanzar el objetivo final, pese a su esfuerzo y
dedicación. Gracias a los voluntarios y patrocinadores, quienes
hacen posible este evento. Enhorabuena a Canopea, Andalucía, Italia
y demás integrantes de la clasificación final.