Este modesto libro en formato
cómic me ha alegrado algunas horas de la vida anodina de funcionario en estos
tiempos de zozobra administrativa (¡y lo que nos queda!). Da una visión que
puede parecer irrisoria por lo fantasiosa, pero no hay que engañarse. Si se ve
el video colgado en http://estepaissevaalamierda.wordpress.com/
se puede uno dar cuenta del alcance de la crisis y, sobre todo, de su origen y
significado.
Estemos o no de acuerdo con el
planteamiento general, de crítica hacia el sistema ultraliberal que encendió la
mecha de la bomba que hizo estallar la burbuja idílica en la que vivíamos muy
bien acomodados, lo que parece claro es que la ley del suelo aprobada por el
gobierno español de Aznar tiene gran parte de la culpa. Otra parte, como es
lógico, es la idiosincrasia española, con arquetipos rescatados desde el
tenebroso Capitalismo, cuales fantasmas que aún hoy nos siguen persiguiendo
desde Europa. En este sentido, el autor ha sabido incluir personajes que
reflejan esos tópicos españoles (banqueros, políticos, funcionarios, jubilados,
parados…).
Aleix Saló dibuja de manera
divertida un escenario radical y absurdo. Entiendo que, si bien la lectura
profunda de este asunto no debería hacernos gracia, la verdad es que con una
sonrisa empezamos a desmitificar toda esa lista incalificable de explicaciones
que nos vienen dando a los españoles desde dentro y fuera de nuestro país,
sobre nuestra (supuestamente) más de probada causa, pasando de ser simples
culpables, al modo de la doctrina católica, a serlo porque lo dicen los
protestantes europeos, díganse alemanes, en el sentido de no ser capaces (los
españoles) de vivir para trabajar, como hacen ellos (los centroeuropeos).
Bendito librito éste que tiene su
parte seria: la explicación a modo de epílogo y toda la serie de informaciones,
algunas mejor estructuradas que otras, sobre la crisis, su origen y causantes, con
referencias históricas muy acertadas (e.g., épocas medievales). En fin, que lo
recomiendo encarecidamente. ¡A ver si los españoles empezamos a dejar de estar
de brazos cruzados (ver últimas viñetas del capítulo dedicado al Banco
Sintander)!
Y, digo yo, que si hay que morir,
que sea de risa. Gracias, Aleix.