¡Sancho, somos libres! Sobre la libertad y convivencia.

Cervantes pone en boca de don Quijote uno de los elogios más bellos a la libertad humana de los que conoce la literatura: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida”. La historia de la humanidad es una historia de lucha por mayores libertades. Y en eso, el occidente cristiano ha sido paladín, punta de lanza, vanguardia absoluta. Sin la visión cristiana del hombre, occidente no hubiese llegado nunca a perfilar la idea de libertad que ahora nos es tan común y obvia. Pero, cuidado. De obvia no tiene nada. Basta dar una mirada a otras regiones del globo para percatarse que esto de las libertades públicas está lejos de ser patrimonio común y las más de las veces no pasa de un simple saludo para las pantallas de los medios de comunicación.

 

. La historia de la humanidad es una historia de lucha por mayores libertades. Y en eso, el occidente cristiano ha sido paladín, punta de lanza, vanguardia absoluta. Sin la visión cristiana del hombre, occidente no hubiese llegado nunca a perfilar la idea de libertad que ahora nos es tan común y obvia. Pero, cuidado. De obvia no tiene nada. Basta dar una mirada a otras regiones del globo para percatarse que esto de las libertades públicas está lejos de ser patrimonio común y las más de las veces no pasa de un simple saludo para las pantallas de los medios de comunicación.
Pero también la idea de libertad se puede distorsionar, atentando contra ella misma. Un exceso de libertades finalmente la ahoga. Mi libertad termina donde comienza la del otro. Eso no es una restricción sino una ayuda para ser más plenamente libre. Restricciones bien entendidas y aplicadas hacen nos realizan, nos hacen más humanos. Entenderme parte de una sociedad y cumplir las obligaciones que la convivencia trae consigo, no es una restricción a mi libertad sino su mejor desarrollo. El hombre "plenamente libre" (de existir) se condena a la autodestrucción. Justamente nos desarrollamos como personas en la medida en que integramos "limitaciones" a nuestra libertad. Así lo comprende el estudiante que debe cumplir horarios, obedecer a sus padres, comer a determinadas horas, restringirse en excesos, etc.

Todo ello redunda en una mejor persona - persona simplemente - y una mejor sociedad.

Desde ya nos debemos acostumbrar a un futuro en que, por el aumento de la población y la limitación de los recursos, la interdependencia será mayor. Esto supondrá mayores restricciones pero a su vez, bien aplicadas nuevamente redundará en mayor felicidad. Debemos hacernos la idea de que el uso de los recursos será más medido y exigirá una administración más acuciosa. Por lo mismo, deberemos ser más solidarios, preocupados unos de otros ¿No es eso "más humano"? ¿No desarrolla esa actitud de consideración del otro lo que es más intrínsecamente humano, vale decir, la apertura al "tu", al otro y a los otros? Justamente en la carencia o escasez brota lo más noble del hombre.

Somos creaturas para darnos. Ahí nos realizamos como seres humanos. No es en el aislamiento o desarrollo simplemente personal donde se es persona. Se lo es en la medida en que se posibilita la interacción y sociabilización. Esto no es romanticismo: brota de nuestro ser y convivencia. Más que un asunto de convivencia, es un asunto de sobrevivencia.

Hugo Tagle

twitter: @hugotagle

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