En la puesta-en-escena-mediática que el oficialismo ha presentado como
“interpelaciones parlamentarias”, el actual vicepresidente del señor Chávez,
Elías Jaua, sacó del libreto la especie de que el “gobierno revolucionario” en
el 2010 enfrentó cinco grandes crisis, las resolvió, y encima las convirtió en
cinco –no menos grandes– victorias. Todo lo cual demuestra, en palabras del
mismo Jaua: “que ahora Venezuela si tiene gobierno”…
El referido quinteto de crisis estaría integrado por la energética, la
bancaria, la de relaciones con Colombia, la inmobiliaria y la de los refugios.
Al respecto, lo primero que debe señalarse es que todas tienen como causa común
la omisión negligente o la acción destructiva de la revolución bolivarista. Sin
excepción.
Desde el lamentable deterioro del sistema de generación y distribución
eléctrica de Venezuela, otrora el más avanzado de América Latina, hasta el
drama del aumento vertiginoso del déficit de viviendas durante el siglo XXI,
producto de la considerable caída en el ritmo de construcción que, no hay
escape, es consecuencia del afán depredador del sector oficial hacia el sector
privado.
La crisis bancaria aludida, o la intervención del Banco Federal, fue una
operación política para aplastar a sus dueños, y con ello salpicar a
Globovisión; y la enésima emergencia por los refugios de última hora no es
precisamente obra de la previsión, si es que todavía hay gran cantidad de
refugiados de la vaguada en Vargas de 1999…. ¿Y las reiteradas crisis con Colombia,
sean con Pastrana o Uribe, las ocasionó el fantasma de Santander?
Pero además, proclamar que la crisis eléctrica fue resuelta es simplemente
una bofetada para los millones de venezolanos que la padecen a diario, desde
Ciudad Guayana hasta Mérida, o desde Cabimas hasta Margarita.
¿Y fue resuelta la crisis inmobiliaria? Claro que no, y tampoco lo será
porque aún están por verse las casitas chinas, o las iraníes, o las
bielorrusas, o las uruguayas, o las turcas, para no hablar de las propias
venezolanas. En gran medida, el tema de las estafas o fraudes es consecuencia
del caos que existe en ese ámbito.
En verdad, el vice-Jaua se quedó corto en la enumeración de las crisis,
porque donde quiera que se pose la mirada hay una. Y más que mera crisis lo que
hay es colapso de los servicios públicos, o de la producción económica, o de la
descentralización administrativa, y qué decir con respecto a la tragedia que
más afecta a la familia venezolana, o el auge de la violencia criminal….
Se podrá alegar, así mismo, que en realidad todo ese largo inventario de
crisis puede resumirse en una, o la mega-crisis nacional en la que los
problemas tradicionales se han agravado de manera exponencial, y encima se han
“creado” innumerables problemas adicionales que llevan la marca roja.
Y semejante descalabro, a pesar de la trillonada petrolera, tiene un agente
principal o un catalizador indiscutible en el proceder del
“comandante-presidente”, para usar la expresión que tanto le gusta al
licenciado Jaua.