Esta
tarde, luego de un delicioso espagueti en compañía de mis futuros –ante dios y
ante la “ley”- compadres, la charla de sobremesa se tornó un tanto incomoda
–por no decir nefasta y vomitiva- pues, como casi siempre sucede, comenzamos a
intercambiar puntos de vista sobre la paupérrima y ridícula situación política
nacional y, no era para menos atenta leedora, atento leedor porque, al final,
el panorama venidero se dibuja tan desgraciadamente triste y desolador que,
hasta el platillo más caro se empobrece tanto en el buche poderoso como en el
proletario.
Usualmente
y a nivel mundial, los grandes cambios políticos se gestan en el corazón del
mostro empresarial e intelectual pero, actualmente, los más notables
empresarios mexicas están más interesados en acaparar fortunas que en mejorar
el devenir nacional y la intelectualada está, más preocupada por acaparar la
atención de los reflectores que por pasar a la historia como ese urgente
detonador del despertar patrio, ¿o me equivoco?, al final, lo aceptemos o no,
todos tenemos o, cola que nos pisen o, pusilánime miedo a nuestros gobernantes.
Como
ejemplo tenemos a Josefina Vázquez Mota quien, durante su campaña aseguró nunca
cejar en su defensa por un México sin PRI de vuelta en los pinos y hoy, -fuera
de su obvia utilidad por un voto dividido- no sabemos nada de ella –ridícula
valentía y compromiso patrios de la señora-, también está la disque “maestra”
Gordillo quien, con la mano en la cintura y el registro de su pedorro partido
político asegurado, se atrevió a criticar la cobertura de los medios de
comunicación a favor de los héroes olímpicos y su avasallador ninguneo por los
logros de nuestros niños beisbolistas en
Estados Unidos, en lugar de aceptar su condición parasitaria dentro de un
sistema decadente, pedir disculpas hasta el cansancio por el estanco educativo,
renunciar y dedicarse –en caso de tener la capacidad suficiente- a la correcta
formación de las juventudes mexicas.
Este
es el México que nos revuelve la barriga, el plagado de temerosos, el forrado
de corruptos y opinadores irresponsables, el súper poblado de personajes
desganados, el repleto de esperanzas pisoteadas.