Los combustibles fósiles han sido la fuente de energía empleada desde que el hombre tiene memoria, desatándose su uso indiscriminado desde el período de la revolución industrial y escalando hasta nuestros días a niveles insostenibles. Por lo mismo en la actualidad se presentan fundamentalmente dos problemas respecto a este tipo de combustibles: por un lado son recursos finitos, y se prevé el agotamiento de las reservas —especialmente de petróleo— en plazos más o menos cercanos, en función de los distintos estudios publicados. Por otra parte, la quema de éstos libera a nuestra atmósfera grandes cantidades de CO2, acusado de ser la principal causa del calentamiento global producto del tan mentado efecto invernadero.