A la mujer se le ha enseñado a ser princesa y a esperar al Príncipe Azul (ese que es lo mejor que se puede conseguir) y que es sumamente especial ya que viene cargado de la ilusión de completud y que en su encuentro finalizan todos los cuentos, ahora veamos su otra cara, es decir, desenmascaremos al infeliz.
Este sujeto coloriento signo de totalidad esta lejos de lo real, es solo alguien común nomas que dotado de una supuesta divinidad como si en su omnipotencia se pudiera todo y que ademas en sus ideas delirantes invita a seguirle el juego.
El verdadero Príncipe azul nunca llega, solo es otro producto de la imaginación, una mercancía subjetiva que arrastra tras de si a la cultura a condiciones marginales de pensamiento.