La ley de Parkinson afirma que "el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine".
Cyril Northcote Parkinson en 1957
La
gestión del tiempo que siempre se ha tenido como de una gran
importancia en los comités de dirección en España, de gran importancia
hacia los que no están en el comité de dirección.
Es palpable, la
popularidad de la falsa idea de la identificación entre gestión del
tiempo y control horario. Prueba de ello es el éxito de las cada vez más
sofisticadas herramientas de control horario. Y aunque, según puedo
escuchar en los seminarios de que imparto, la actitud manifiesta de los
directivos es la tendencia a hacia la participación el caso es que este
tipo de herramientas casa más con una actitud totalmente coincidente con
la teoría X de Mcgregor. Es decir, “el hombre es por naturaleza
perezoso y muestra una aversión hacia el trabajo; elude las
responsabilidades y busca ante todo su seguridad; y tiene como única
motivación el dinero”.
Y esto es algo común, en la seguridad de
un seminario o actividad formativa, ya están muy entrenados para
responder lo que se supone que en ese contexto se tiene que afirmar y en
este sentido, la tendencia a responder lo socialmente deseable hace que
se escuche con menos frecuencia lo que realmente se piensa o las
creencias que en realida la práctica manifiesta.
He tenido la
oportunidad de vivir algunos Consejos de Dirección desde dentro y desde
luego los comentarios suelen ser más sinceros, más coherentes con los
sistemas, y evidencias tangibles de nuestros sistemas de liderazgo. Lo
que en términos de Schein nos daría una relación clara y coherente entre
los principios básicos y los artefactos*. Sin embargo, vemos que no hay
ningún pudor en manifestar una clara incoherencia con el factor
intermedio de los “Valores Expuestos”. Es decir, las manifestaciones
conscientes tienen más que ver con lo que el momento, el mercado y el
público quieren escuchar que con lo que realmente se piensa y que se ve
en la aplicación final, en los aspectos tangibles y el comportamiento en
la organización.
Esto no pasaría de ser una particularidad de
los máximos responsables de nuestras empresas, si no fuera por que
afecta directamente a los objetivos fundamentales de sus puestos: la
productividad, la rentabilidad y la supervivencia de la organización.
Como
decía, es fácil y difundido equiparar gestión del tiempo y control
horario. Sin embargo el asunto es más complicado, y no es mi intención
exponerlo aquí en detalle.
Gestión del tiempo, implica una mayor
conciencia de lo que el factor tiempo significa en nuestro proceso
productivo y aunque en algún aspecto el control del mismo es importante,
también lo es trabajarlo de un modo más consciente y directo. Eso es,
ser conscientes de donde están nuestras fugas de tiempo más valiosas y
lamentablemente, estas están en los costes hora más caros de la empresa:
en la alta dirección.
Algunas de estas fugas más habituales se pueden apreciar en:
-
Indefinición de duración de tareas como por ejemplo reuniones del
comité de dirección donde se presume de que "se sabe cuando empiezan
pero no se sabe cuando se acaban".
- Cambios tácticos (confundidos a
menudo como estratégicos) de última hora que invalidan el esfuerzo y
tiempo realizado hasta ese momento por todos los colaboradores
implicados.
- Concentración en aspectos formales y de proceso más que en aspectos de estrategia y resultados.
La
buena noticia es que no lo hacen con mala intención pues es simplemente
fruto de uno de los puntos ciegos más habituales en la dirección: creen
que tienen que dirigir hacia afuera y por eso no se autoanalizan. Sin
embargo los que nos dan ejemplo de éxito lo saben bien: la buena gestión
comienza por uno mismo y luego el esfuerzo se realiza de forma
centrífuga.
Así, el primer paso será analizar donde están las
fugas del tiempo de nuestros comités de dirección, las horas más caras
de nuestro presente y de nuestro futuro.
*Shein estructuró la cultura organizacional en tres niveles:1.
Artefactos. Estos “artefactos” están en la superficie, estos aspectos
(como un vestido) son fácilmente de percibir, pero son difíciles de
entender.2. “valores expuestos” que son las estrategias, metas y filosofías conscientes.3.
Supuestos básicos y valores. El centro o la esencia, de la cultura está
representada por las asunciones y valores subyacentes básicos, que son
difíciles de discernir porque existen en un nivel, en gran parte,
inconsciente. Igual proporcionan la clave para entender porqué las cosas
suceden de una manera particular. Estas asunciones básicas se forman
alrededor de las dimensiones más profundas de la existencia humana tales
como la naturaleza de los seres humanos, las relaciones y la actividad
humana, la realidad y el concepto de verdad.
Sebastián Betanzo, Ingeniería Industrial en busca de nuevos proyectos
Claramente la productividad de nuestro tiempo (y no hablo sólo del trabajo directivo, rutinario e incluso de ocio) está en la correcta planificación de las actividades y sus tiempos de ejecución.
Pero la dificultad no sólo en está en establecer las rutinas adecuadas e identificar los puntos de fuga, sino en la perseverancia de realizar las actividades de acuerdo a la planificación.