La política tiene un lado muy oscuro y temerario que
muchos actores no temen pues se sienten intocables. Eso creen ellos los hace
imperiales para poder hacer y cometer una sarta de barbaridades en contra de la
población o de la misma clase política en cuestión.
Esto sucede dentro del mismo partido o bien fuera de
este a quienes denominan adversarios o más bien enemigos.
Siendo la naturaleza del político el ser abusón y
practicar el mal como hábito, la política es el campo perfecto para llevar a
cabo estos fines.
Estos bichos con calificativos de diputados,
senadores, gobernadores e incluso presidentes se sienten dueños de la verdad.
Trajeados impecablemente atacan implacablemente a
sus presas estén o no descuidadas. Este bullying político es tan antiguo como
la traición misma.
Se goza con la práctica del mal pues erróneamente se
gana la admiración de aduladores estúpidos que manosean y subliman al verdugo
que ejecuta acciones de esta naturaleza.
La política no es eso ni es su esencia, sin embargo
ellos desacreditan con trabajos turbios este campo que debería ser orgullo para
los bien nacidos.
Un extremo de esto práctica es la crueldad, que
tiene dos sentidos: uno que se genera por la ganancia de una posición política
clave y otra por la venganza de alguna acción que se considera agresión pasada.
Esta crueldad política va desde la acción más común
llamada despojo hasta el crimen o muerte del adversario.
La historia del mundo es rica en estos menesteres y
bien documentada para el resto de la humanidad. A pesar de estas acciones
crueles incalificables, los políticos las renuevan y toman como referencia estos
pasajes del pasado para inspirarse en males nuevos que fueron viejos.
Reciclan su perversidad documentando nacional e
internacionalmente estas acciones, buscando la más cruel que se haya cometido
para tratar de superarla en todas sus fases. Ser temido por crueldad política
se vuelve un don para los perversos políticos que abren paso al asesino,
criminal más vil que se haya visto.
Curiosamente para muchos políticos es una aspiración
que no logran por falta de valor según expertos sesudos del análisis político.
No es fácil practicar la crueldad política y son
pocos los calificados para esta. Se sabe quiénes son y no nos referimos a las
bajas capas de la población que por unos cuantos pesos hacen cualquier
barbaridad para quedar bien con el maestro de la crueldad.
La crueldad política viene de las altas capas del
poder. De seres que creyendo ser inteligentes no ejecutan la crueldad sino que
la mandan, la encomiendan, la delegan creyendo así quedar cubiertos de toda
responsabilidad. No se dan cuenta que ellos son vigilados, analizados y serán
juzgados por estos actos incalificables.
Que de la misma forma de aparentemente no
participación que creen no tener, es exactamente a la inversa lo que les
sucederá. Serán puestos en el banquillo de los acusados donde solo podrán
declarar lo que hicieron, mandaron u ejecutaron por medio de otros.
Mientras la política exista se ejercerá la crueldad.
Esta temporal admiración de los demás por el verdugo que ejerció la crueldad
pasara, como pasa la vida eterna que nadie puede comprar.
Pasa tu crueldad pero se queda el ejemplo de lo que
dejas a tu paso y que otros seguirán y perfeccionaran con el pasar de los
tiempos. Política traerá crueldad.