Esta novela
breve de Espinosa destaca por frases potentes, del estilo “¿Tú quieres mover el mundo o que te mueva?” o “Hay veces que una pareja arrastra tanto que ni el amor es suficiente”
o “Coloqué su olor en mi bolsa de viaje”.
Desde luego a
mí me parecen letras intensas en su escritura y contenido y lo destaco porque
en este tipo de novelas que parecen de lectura rápida, conviene pararse a
menudo a reflexionar sobre los títulos de algunos capítulos o el sentido de
algunos párrafos en medio a una secuencia de pensamientos del protagonista.
Hablemos de
él, del protagonista, de Dani. Realmente es quien relata su historia, la que
vive, pero que le retrotrae recuerdos incesantemente, a aquellas personas que
le han marcado en su recorrido vital. Y su vida no es tan normal como pudiera
parecer, pues es un enano que se ha superado a sí mismo y que se dedica a
investigar desapariciones de niños.
Dicho esto,
resulta evidente pensar que el hilo argumental es él mismo o una desaparición,
con lo que la novela pinta sencilla. Lo que lo complica no es esa simple
historia, sino cómo nos la explica a los lectores. Creo que eso es lo
fundamental de la narración en primera persona, que no cansa, al utilizar a
personajes muy relevantes en su vida. Una vida, por cierto, de huida hacia
delante, que se para en seco cuando es abandonado…por segunda o tercera vez en
su vida. El que huye se acaba encontrando a sí mismo, razón por la que
reflexiona con nosotros, lo lectores, sobre el sentido de análisis de lo que
nos ocurre a lo largo de la vida y el comportamiento que adoptamos ante los
acontecimientos. En el caso de Dani la cosa es delicada, pues en su ADN lleva
la semilla del enanismo, un problema que no es tal, como bien dice al final de
la novela, pues esa diferencia le hace a él especial.
Esa moraleja,
a veces difícil de descubrir, es lo que hace que este libro deba ser utilizado
para que los chavales encajen acertadamente los conceptos fundamentales de la
vida que les espera. Creo que con esta novelita los adolescentes podrán
descubrir que en la diferencia está el secreto de la vida. No está en ser
iguales, en dejar que el mundo nos mueva, como reses, sino al contrario, en la
libertad de pensamiento y de acción. Un gran descubrimiento en este libro de
Espinosa, que ha pretendido camuflar hasta el último momento, pero que no podía
sustraer al lector, porque es, en definitiva, su auténtica lectura: “¿Ser quien eres o convertirte en lo que los
demás creen que eres?” Hagan caso, decidan lo primero.