«Sólo sé que no sé nada». Así se expresó Sócrates ante el tribunal
ateniense que le condenó a beber la cicuta por dejar en evidencia la ignorancia
en la que vivían los demás sin saberlo.
Pero el no saber de Sócrates no equivale a la ignorancia, sino una forma de
establecer los límites y relaciones entre las distintas disciplinas, ciencias y
saberes de cada presente histórico.
Como Sócrates, los filósofos aún hoy sufrimos la amenaza de tener que
«beber la cicuta» por realizar afirmaciones «políticamente incorrectas» que no
gustan a quienes viven sin saberlo sumidos en la ignorancia.