Venezuela dió inicio a la
campaña que culminará el próximo 7 de Octubre 2012 con la elección del Presidente de la República para el período
2013-2019. Las candidaturas del actual mandatario presidencial y, aspirante a
la re-elección Hugo Chávez Frías y del gobernador Henrique Capriles Radonsky,
se presentan como las principales opciones para el electorado venezolano. Ambos
aspirantes representan visiones contrapuestas sobre el desarrollo del país y
fundamentalmente sobre la relación que debe predominar entre el Estado y sus
ciudadanos.
La oferta gubernamental
oficialista se plantea la “irreversibilidad de la revolución socialista”. Para
ello y, tal como se deja colar en el programa presentado por el candidato
oficialista, la hegemonía y el control de la actividad política, económica,
social y cultural de la sociedad venezolana es un objetivo estratégico
nacional. Se trata; según la propuesta oficialista de implantar en forma
definitiva el Estado comunal en nuestro país: basado en una nueva organización
territorial (comunas y distritos motores de desarrollo), la estatización de la
economía (planificación centralizada y propiedad social) y la sustitución de
las instancias de gobierno basadas en sufragio directo, universal y secreto,
por otras fundamentadas en mecanismos de selección de segundo y tercer grado.
Desde el bloque releccionista se
vienen impulsando diversas medidas para
tratar de asegurar un triunfo electoral; tales como: la utilización del sistema
nacional de medios públicos a favor de la candidatura del Presidente Chávez, el
abuso de las constantes cadenas presidenciales, la persecución a los medios de
comunicación independientes, la presión directa e indirecta sobre el funcionariado público nacional o la
intimidación de los beneficiarios de ciertos programas asistenciales públicos. Al
parecer, la máxima “el fin justifica los medios” cobra en la estrategia
oficialista pleno vigor.
Nadie duda del enorme carisma que
aún posee el Presidente Chávez; sin embargo, en su arranque de campaña ratificó
la pérdida de fuerza y brillo de una opción electoral que no puede dejar de
representar ante el pueblo, una gestión gubernamental con un rendimiento
decreciente frente a una agenda pública colmada de problemas sin resolver. Capriles
Radonsky ha venido en un sostenido y constante avance basado en su fortaleza y
su capacidad de movilización mayor que la ha permitido transmitir un mensaje de
esperanza y cambio a amplios sectores poblacionales del país.
Por supuesto que, al joven Capriles
aún le quedan serios retos por superar. Uno de ellos es darle contenido social
a su propuesta gubernamental y expresar su relación con los sectores populares
organizados. La gestión de Capriles frente a la gobernación de Miranda tiene
logros que mostrar en ambos sentidos, por lo que estos tendrían que ser mostrados
al país nacional. Este aspecto cobra particular relevancia por el énfasis que
intentará poner la opción oficialista en este tema. El tema social (y su
tratamiento con inclusión y responsabilidad) es tan importante como la
seguridad y el empleo.
Un factor determinante en el
resultado electoral de los comicios del 7-O serán los liderazgos regionales y
el trabajo de base que desde allí se impulse. Capriles frente a Chávez, tiene
una ventaja comparativa que debe aprovechar: la suma de líderes clave como Liborio
Guaruya (Amazonas) Andrés Velásquez (Bolívar), Henrique Salas Feo (Carabobo), Antonio
Ledezma (Distrito Metropolitano de Caracas), Henri Falcón (Lara), Morel Rodríguez
(Nueva Esparta), César Pérez Vivas (Táchira), Pablo Pérez (Zulia) y de
dirigentes políticos de gran arrastre popular, como Leopoldo López y María
Corina Machado. Capriles podría presentar una convincente imagen de equipo y
unidad frente al mesianismo solitario del candidato oficial. La campaña recién comienza,
será corta, intensa y dura, con unas posibilidades de cambio que crecen día a
día. @migonzalezm