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Según el Código de Nuremberg, cualquier experimento en seres humanos “debe ser diseñado y basado en los resultados de investigación animal”. Y, la Declaración de Helsinki, por la XIII Asamblea Médica Mundial, cita que “la investigación médica en seres humanos debe estar basada en pruebas de laboratorio, adecuadamente realizadas, en experimentación con animales”. Luego, abandonan a sus mascotas en verano, comen ternera en su jugo y pollo al ajillo. Me indigna ver cómo se dignifica a determinadas personas por lo que han llegado a conseguir y no se fijen en aquellos que luchan y se esfuerzan, día a día, por conseguirlo, sin “empujoncitos” ni ayudas extra… Que te hagan una fiesta cuando te mueres y que dejen que te pudras en la miseria cuando estás vivo. Me indigna que muchos estén dispuestos a salir a la calle y manifestarse contra las medidas de un gobierno que no convence y no lo hagan por otro que ha destruido nuestro país, nuestra credibilidad en Europa y se ha dedicado a engañar y atontar a la población. Me indignan aquellos que critican la mala calidad de nuestra Televisión y, sin embargo, la siguen fielmente. Me indigna que muchos padres se quejen de la calidad en el Sistema Educativo y no sean capaces de enseñar a sus hijos unas normas básicas de educación, moralidad y respeto; eso que solo se aprende en el seno de la familia y desde la cuna. Me indigna un profesorado que en su día, no muy lejos, relevó gratuitamente la labor educativa y responsabilidad de los padres, asumiendo lo inasumible, y ahora se quejen devolviendo esa responsabilidad “robada”. Me indigna que un examen aprobado sirva para mantenerte seguro en un puesto de trabajo el resto de tu vida y que otros exámenes aprobados tras muchos años de estudio y formación, esfuerzo y mucho dinero gastado no sirva para lo mismo. Me indigna que sigan existiendo los “padrinos”; que unos puedan y otros no, dependiendo del “amiguismo” y las simpatías. Me indigna que haya desaparecido la “profesionalidad” y cualquiera pueda ser experto en esto o lo otro, sencillamente porque está acostumbrado a hacerlo o “se le da bien” ¿sacó la carrera?, ¿obtuvo su titulación y pagó las tasas?, ¿se formó adecuadamente?. Me indigna ver cómo se moviliza la gente para el “botellón”, para un partido de fútbol o para conseguir la entrada a un concierto o conseguir la firma de un personaje famoso y no lo haga porque nos han subido las tasas de universidad, el gas, la electricidad o la gasolina. Me indignan los padres que regalan para su cumpleaños a su hija una intervención de aumento de pecho y ver al niño de 8 años con un móvil entre sus manos. Me indigna ver cómo se trata a los ancianos en nuestra sociedad. Me indigna comprobar que, aún hoy día, las mujeres tengan que estar “demostrando” su valía como personas y su capacidad como profesionales. Me indigna el “todo vale”. Indignación… aunque no sé si esta palabra sigue teniendo vigencia y sentido o ya se ha buscado y encontrado la idea que dé un nuevo sentido y promueva la indiferencia en aquellos que nos llamamos seres humanos.