. Se habla mucho sobre sus causas y consecuencias, se
habla un poco menos de sus posibles soluciones. Dentro de las causas, tal vez
la más sonada es el tema energético.
Vivimos en una sociedad cuya economía se basa en los
combustibles derivados del petróleo.
Pero el petróleo tiene 3 problemas: 1) es un recurso de difícil acceso y difícil
extracción; 2) es un recurso finito, algún día se acabará y 3) sus productos y
el petróleo mismo son altamente contaminantes. La quema del petróleo y sus derivados lanzan a
la atmosfera una serie de gases (monóxido de carbono, uno de los principales) que
provocan la pérdida de la capa de ozono, lluvia ácida y el famoso efecto
invernadero, provocado porque la atmosfera permite la entrada de calor pero
dificulta su salida.
Es por ello que no sea un tema menor en las agendas públicas
y de ecologistas del mundo. En las últimas décadas la preocupación por el medio
ambiente ha crecido exponencialmente lo
que se ha visto reflejado en investigación, desarrollo tecnológico y la implementación
de políticas verdes. Dentro de estas políticas verdes no es de sorprender que
el tema energético sea pilar de toda política pública ambiental. Sin embargo,
estas políticas no siempre son correctas y de hecho pueden ser
contraproducentes. Revisemos dos casos sumamente populares: el biodiesel y la energía
eléctrica.
Biodiesel. Este
producto se ha vuelto muy popular en todo el mundo siendo Brasil su máximo
exponente. El biodiesel es la quema de
alcoholes derivados de la fermentación de productos orgánicos, maíz y caña
principalmente. En Brasil las gasolinas comerciales tienen un 10% de biodiesel
disminuyendo así la emisión de gases invernadero. Suena increíble, gasolinas orgánicas,
pero pensemos un momento. El biodiesel proviene del maíz, el maíz necesita
tierras, insumos como agua y fertilizantes y necesita ser cosechado, triturado
y transportado a los tanques de fermentación. Entonces si se globalizara el uso de biodiesel
provocaría una deforestación en la búsqueda
de tierras para siembra de maíz, se necesita maquinaria pesada para su cosecha
y transporte y el maíz entraría a una competencia de mercado donde por ley de
oferta y demanda subiría sus costos siendo poco accesible para el consumo
humano, algo poco importante en países como Brasil pero fundamental en otros
como México donde constituye la base de la alimentación.
El otro caso es la energía eléctrica. Se ha popularizado en países
como Estados Unidos la utilización de autos híbridos como una forma de ahorro energético
y de amabilidad con el medio ambiente. Si bien es cierto que la “quema” de energía eléctrica
no conlleva ninguna forma de contaminación, la producción de energía eléctrica sí
que la tiene. La energía eléctrica se produce principalmente por 3 vías: hídrica,
eólica y por quema de combustibles como gas
o carbón. La producción hídrica es l más popular y efectiva (mucha energía
producida por pocos insumos). Sin embargo este sistema produce contaminantes atmosféricos,
al suelo (producción de residuos carbonizados) y al agua (por cambio de
temperatura) por lo que dista de ser una generación de energía limpia. La
segunda forma es la eólica. Muy popular,
la más limpia de todas pero poco efectiva (poca generación de energía),
pues depende de que existan vientos y de grandes extensiones para la colocación
de molinos de generación. De la quema de gas o carbón ni hablemos, el lector se
imaginara que pasa con ellas.
Cuando un gobierno nos habla de una política energética verde
debemos preguntarnos ¿Es económicamente viable? ¿Se puede llevar a cabo a
manera nacional? ¿Lo procesos de fabricación, transporte y quema son limpios?
Pero no todo es negativo, existe una solución: energía solar. La energía solar
siempre está disponible y no requiere de trasporte ni procesamiento. Claro que
la producción de celdas solares tiene un precio ecológico, pero este precio se
absorbe a mediano plazo. Los gobierno deberían estar incentivando que cada
hogar tuviera sus celdas y generase su propia energía, pero ¿Por qué no hay
ninguna propuesta de este tipo?, simple, porque se deja de lado uno de los
mayores negocios: la producción y distribución
de energías.