64.- Reflexión al Premio. Autor: el predicador económico
A todos los humanos
nos encanta recibir premios, ya sea en equipo o en lo individual. Debo decir
que algunos lo prefieren de forma individual por razones de ego. Siempre es
agradable ser reconocido por el esfuerzo realizado en cualquiera de sus formas.
Hay premios al deporte, ciencia, investigación, docencia, trabajo y otros no de
menor importancia.
Ganarlo debe ser lo
más importante no necesariamente el más vistoso. Debemos ser humildes ante los
halagos merecidos y tratar de seguir siendo y haciendo el bien por uno mismo y
por los demás. Recordar que el premio es el estímulo para seguir adelante en lo
que emprendamos y su importancia esta no en el reconocimiento de los demás,
sino en el de uno mismo y el valor que le da.
Querer tener
premios es muy normal, merecerlos también, sin embargo los premios son
preciados por seres envidiosos que no desean que los tengamos y para esto hacen
cosas e inventan escenarios inimaginables para bloquear en reconocimiento. En
todos los foros se da. En el deporte se usan las drogas, en la ciencia el
sabotaje, en la tecnología el robo en la investigación las patentes, en fin una
serie de obstáculos que deben ser previstos antes de culminar con el premio
deseado por el cual se compite y en otros casos no. Tienen un sabor diferente.
Hay gente que lucha
no precisamente por los premios ni la competencia. Estas son dos cosas
diferentes también. Cuando se compite en un concurso se hace el mejor esfuerzo
ya sea colectivo o individual para obtener el lugar deseado y así ser
reconocido por el gremio a que corresponda. Muchas veces hay héroes anónimos
que hacen trabajos difíciles y no son reconocidos por la sociedad de manera
individual, sino se les hace de manera colectiva por las autoridades de las
ciudades, estados o países. Es bueno no pensar solo en los premios sino en las
competencias que nos ayudan a superarnos en todos sentidos.
El mundo humano
compite en todo momento y el premio común del éxito de esa competencia es el
dinero. Esto sucede en la mayoría de los casos y así el mundo y sus líderes
históricos nos han enseñado a que este es el premio más preciado de la vida.
Nada más falso. Solo hay que darse cuenta que todo éxito económico o fortuna jamás
le pertenece a las personas y nunca se ha visto que alguien se lo lleve al
morir. Basta recordar que nada trae al mundo y nada se lleva.
Tal vez lo más
importante del premio sea el valor que una persona le da. Digo lo anterior
porque cada país tiene lo suyo que va desde una buena receta de comida en
cocina rustica hasta la investigación más compleja jamás vista. Si usted se
fija amigo lector siempre está dentro de cada quien la satisfacción, nunca
fuera. Partiendo de esta base al llevar a cabo cosas que a uno le satisfagan y
lo hacen sentir bien es muy probable que eso suceda con los demás, entonces los
premios se juntan y se reciben por doquier. Así que a ver el premio por dentro
y no por afuera y de abajo para arriba y viceversa pues hay premios que se
instituyen con años de anticipación y solo se logran conseguir con el tiempo,
empeño, tenacidad y un poco de terquedad ya sea en equipo o individual. Ningún
premio es malo, lo malo esta en recibirlos sin merecerlos y hacer malos actos
con los premios. Vamos por ellos cualquiera que sea nuestra disciplina y seamos
mejores con ellos.