¡Me
Choca tener que tomar el microbús! Las muchas o pocas veces que me he subido,
no necesito ser un genio súper dotado para darme cuenta que este servicio tiene
demasiadas deficiencias. Por ejemplo: hay algunas unidades que de plano las ves
y dices “Esto en cualquier momento se desarma” ó “Esto está como el tronco
móvil”.
Los asientos ni se digan algunos están
rotos, muy pequeños o muy duros; ¡Puff! recuerdo que una vez me subí a un
camión y no les miento ¡Tenían una enorme tabla como asiento! Ah pero eso sí,
siguen cobrando sus seis pesos.
Viajar el microbús en el libramiento parece
deporte extremo, la velocidad es muy fuerte; sin restarle que algunos choferes
se ponen a jugar carreritas con otras unidades sin importarles la seguridad de
los pasajeros. Pero eso sí, si les dices algo para que van a sacar espuma por
la boca de la rabia que les da.
Unidades oxidadas y algunas donde se
concentran los olores y no son precisamente muy agradables que digamos. Bueno
tampoco es de echarles toda la culpa a los transportistas, los ciudadaños como
nosotros igual tenemos la culpa; no conozco ningún camión que detrás de sus
asientos no tengan escrito “Juana y Pancho” “Yo estuve aquí” “Putos todos,
menos yo” entre otras frases.
O que debajo de los asientos encontremos los
fósiles de chicles de todos los tamaños, colores e incluso sabores. Otro gran
dilema del microbús es que cuando quieres llegar pronto tarda mucho y cuando
quieres llegar un poco tarde para como si llegaras con mucha anticipación como
si cuando ocupas llegar temprano tarda!