Hace unos años me encontraba en una plaza de pueblo en plena fiestas patronales, una plaza como las cientos que salpican toda la geografía insular canaria, acogedora y llena de sensaciones e ilusiones. Se celebraban las fiestas populares y como acto estelar de las mismas un concierto de uno de los artistas más importantes del panorama musical no solo por ser canario sino por su calidad musical.