La escuela debería volver a preparar para la vida, como lo hacía en el pasado. Es así como la escuela que vivimos los de mi generación, fue una escuela exigente que se diferenciaba muchísimo con el escenario que vivíamos en nuestro hogar al cuidado de nuestra madre la mayor parte del tiempo y con nuestro padre que llegaba en dos momentos que se relacionaban con la mesa familiar y el descanso reparador, antes de iniciar otra jornada laboral.