El Presidente más importante
del mundo decide a mitad de su periodo de gobierno, salir al continente de
América o mejor dicho bajar hacia el sur de América.
Barack Obama, Presidente de
los E.E.U.U determina realizar su primera gira por latinoamérica, en medio de
un revuelco mundial centrado en oriente, la gran crisis de Libia y el fenómeno
natural que afecto al país nipón, Japón. Para los medios de todo el mundo el
viaje de Obama se hacía muy extraño en medio de tanta tensión, mucho esperaban
que el Presidente de los E.E.U.U. suspendiera la gira y volcara sus fuerzas
principalmente a la crisis en Libia. Pero a diferencia de todo lo que se pensó,
Obama sale del país rumbo a Brasil.
Obama mencionó en su discurso
en Chile para América latina “Nunca la región fue más importante para los E.E.U.U que hoy en día.”
¿Porqué América es tan importante para E.E.U.U ahora? ¿Por qué Brasil, Chile y
el Salvador? Son las preguntas que todos los medios mundiales se plantearon y
que de cierta forma están contestadas.
Reconoció Obama que su país exporta a América Latina tres veces más que a
China y esas exportaciones ayudan a generar casi dos millones de empleos
estadounidenses , en un momento en que ellos son un bien escaso. Por ello,
la primera escala de su gira fue Brasil. El discurso laudatorio hacia la nueva
realidad brasileña recorrió todos los campos. Fue desde el crecimiento de sus
clases medias como reflejo de la movilidad social, hasta su liderazgo pasando
por la decisión política en la lucha contra el narcotráfico. Así lo señaló el
Clarín de Argentina.
Y la gran pregunta ¿Por qué Chile y no Argentina? La
parada en Chile invito a una reflexión profunda sobre la política exterior de
América y de manera especial una reflexión en Chile, ya que desde el 2004 Chile
y Estados Unidos tienen en vigencia desde un Tratado de Libre
Comercio.
El Clarín de Argentina mencionó “Allí el discurso de Obama tuvo un
fuerte tono de reconocimiento político como ejemplo de nación que ha
sostenido consecuentemente, a través del tiempo y de administraciones de
distinto signo ideológico, una ruta que, teniendo como punto de partida la
restauración democrática de la mano de la Concertación, ha privilegiado
democracia, los derechos humanos, las políticas económicas exitosas con
equilibrio entre la presencia del Estado y la iniciativa privada y éxitos
importantes en la lucha contra la pobreza.”
De allí que no sea extraño que haya elegido a Chile como la geografía
adecuada para exaltar el modelo transicional democrático latinoamericano en
contraposición a quienes niegan a sus sociedades las libertades individuales y
públicas (Cuba). Chile va construyendo, día a día, su status de referencia
regional obligada para el mundo desarrollado.
Chile pasa a ser mencionado como un “modelo” para el mundo, en materia de
economía y de capacidad democrática, además de la constante celebración por
parte del Presidente de los E.E.U.U al mencionar a Chile como un país fuerte,
capaz de levantarse en medio de la adversidad del terremoto del 2010 y la
historia que recorrió el mundo, los 33 mineros rescatados en el norte del país.
Quizás por eso, los medios de comunicación a lo largo de todo el mundo veían en
Chile la posibilidad para que Obama se la jugara por latinoamérica.
El discurso de Barack Obama en Santiago de Chile, anunciado para América
Latina era lo que marcaria un nuevo camino para Estados Unidos y el continente,
pero muy por el contrario fue un discurso excesivamente tranquilo, con una
pasividad que hacia brotar la rabia por parte de quiénes lo escuchaban al no
mencionar absolutamente ningún dato relevante para América.
A Obama le quedaron cosas pendientes y de las más importantes, así lo mencionaron
tres grandes diarios como el Clarín de Argentina, El País de España y el
Observador Global de Argentina.
Una de las más comentadas por los medios a nivel mundial y sobre todos,
marcando énfasis en la pérdida de una gran oportunidad al hacerlo en Chile: “La
aceptación de responsabilidades por el pasado.” Este continente no buscaba
humillar a Obama, ni mucho menos Chile, pero a nadie le hace mal pedir perdón e
incluso, sólo asumir. Todos tienen deudas y Estados Unidos sigue teniendo una
deuda con América al haber prestado su apoyo a diferentes regímenes militares.
Barack Obama, mencionado como uno de los mejores oradores del mundo, a
pesar de su gran capacidad oratoria y la voz fuerte y determinante que tanto lo
caracteriza, no fue capaz de subir la voz para hacer una condena al Gobierno de
Hugo Chávez. El País de España es tajante a la hora de referirse a esté tema “Obama
no puede pronunciar un discurso exponiendo su doctrina sobre América Latina sin
aludir a la anomalía que representa Chávez, no por su presunto izquierdismo,
sino por el peligro que significa para la democracia en la región. El riesgo
para las ya relativamente maduras democracias de este continente no es el
retroceso a regímenes militares; es su degeneración hacia sistemas de
democracia formal pero con métodos corruptos y prácticas autoritarias, como las
que ya han ido creciendo a la sombra de Venezuela. Hoy no basta con que Obama
elogie la democracia latinoamericana; es preciso que defina qué modelo de
democracia respalda.”
Cualquier destino que elija el Presidente de los Estados Unidos para
realizar una gira será noticia, pero America latina es quizás el gran desafío
para Barack Obama. Y mientras la capacidad crítica del Presidente no aflore en
sus discursos en relación a America, los medios de comunicación seguirán
encargándose de recordar las deudas pendientes.
Su esfuerzo de Santiago es, pues, una gran oportunidad perdida. Y quién
sabe cuándo habrá otra. Afortunadamente, América Latina ha demostrado estos
años que se sabe valer muy bien por sí misma, sin la presencia de Washington.
Pero sería ridículo pensar que una mayor colaboración con Estados Unidos no
resultaría de gran beneficio para todos.
Es tiempo de que Obama, con el gran desplante que se ha implantado en el
gobierno, sea capaz de abrir las puertas de la casa blanca y no mirar hacia un
lado, más bien recodar mirar al sur, porque así lograra ser “Obama para el
mundo” y no para algunos.
Belén Alejandra Muñoz Araneda, Periodismo
Muchas gracias Andrés es sin duda interesante tu apreciación y nutre bastante el aprendizaje que he querido plantear en la columna.
Realmente en ningún momento se me paso por la cabeza la lectura integradora, pero me parece bastante acertada.
Andrés Rivera, Ingeniería Industrial
Desde un punto de vistas, la omisión del caso Venezuela puede ser considerada como una deuda.
Pero ahora también podemos tomar una lectura "integradora" y de respeto hacia los distintos sistema de gobierno existentes (estando incluso en ambsoluto desacuerdo de su funcionamiento).
Este es un paso importante. Ya no es la casería de la guerra fría. Es el tiempo de la coexistencia.