. La víctima pasa a ser una
parte tan activa como el agresor en la explicación de un fenómeno.
El caso
que nos toca abordar parte de un estudio victimológico que se viene realizando
en Estados Unidos, un botín donde enriquecerse con los abundantes informes que
cada año sacan. Este, procedente de la Federal Bureau of Statistics, aborda el
riesgo de victimización de las personas que sufren algún tipo de discapacidad,
a través de un estudio que se viene realizando desde 2008, y que permite
observar los datos de forma longitudinal. Así mismo, mi propósito en este caso
es el de poder contestar a la pregunta planteada en el título,para lo cual
utilizaré solo los datos de forma transversal.
Entre los
detalles más sorprendentes el más destacable es referente al uso de armas por
parte del agresor:
"El
30% de las agresiones a discapacitados se llevaron a cabo con el uso de algún
tipo de arma, diferencia que sorprende con el 21% que se da en los casos de
agresiones a personas sin discapacidad. Cuando se trata de un arma de
fuego, el porcentaje también sigue la misma dinámica: Se da en un 14% de los
casos de personas con discapacidad frente a un 8% de casos de personas sin
discapacidad. ¿Cómo explicar este fenómeno? Una de las hipótesis posibles
estriba en el hecho de que el arma se utilice en muchos casos como efecto
disuasorio: se espera que una persona con discapacidad sea más fácilmente
coaccionada que una sin discapacidad, de la que se prevee hará uso de un mayor
poder de defensa, algo que a la práctica no suele darse (los porcentajes de
intento de defensa entre discapacitados y no discapacitados no difieren
demasiado, según señala el mismo estudio). De ahí podría deducirse que el
agresor, para generar un menor riesgo sobre su propia vida, opte por utilizar
un arma en los casos en que hay menos posibilidades de ser contraatacado"
El artículo completo ha
sido publicado originalmente en la web de Criminología y Justicia, en la que
podéis consultar este y otros artículos relacionados con el tema
abordado.