En palabras
del presidente
iraní, Mahmud Ajhmadineyad, Irán y Cuba aunque se encuentren
en los extremos del mundo, ambas
están en conflicto con los
Estados Unidos, pues la posición de los dos países en muchos problemas internacionales coinciden. La contemporización de semejante demostración de
solidaridad, con otros
gobiernos de izquierda de la
región latinoamericana tales como: Venezuela, Nicaragua y
Ecuador , constituyó el objetivo cardinal de la visita del presidente iraní, puesto
en perspectiva por los medios
internacionales frente al creciente contraataque
internacional su programa nuclear.
La
visita se explica
sobre la base de que
si bien los Estados latinoamericanos visitados, nada pueden hacer en caso
de que Estados Unidos decidan actuar militarmente contra Teherán,
en alguna medida, si lo pueden defender en la arena
internacional. De todas formas, no hay
que olvidar que tal como la práctica lo ha demostrado, a Washington,
lo que
menos le preocupa en estos casos es la opinión internacional. Prueba de ello
fueron las acciones militares y
ocupación a Iraq, en donde la ONU, ni
fungió de árbitro, ni mucho menos
constituyó un obstáculo para las acciones norteamericanas.
La
visita del presidente
iraní, se produce en un momento
muy difícil y dejó ver, que pareciera que aun
existe un tiempo limitado, en el que las partes en conflicto pueden ajustar sus
posiciones y buscar
compromisos. A ello se suma
el que, en un año de
elecciones presidenciales, los demócratas no están dispuestos a dar pasos que
pongan en riesgo los votos pacifistas que constituyen parte
de su electorado. Un acuerdo con Irán, Afganistán, Iraq y las cuestiones nucleares sería muy ventajoso para la Casa Blanca en la
situación actual, pero entre el deseo del acuerdo y su realización práctica, existe una
gran diferencia.
Lo
más probable, como lo
demuestra la historia de fines el
siglo XX e inicios del XXI, es que el
ultimátum de Washington, se
producirá cuando este convencido de que sus pérdidas en el conflicto sean mínimas y la campaña electoral ya
se haya encarrilado. Con las
elecciones encima, Obama no parece estar muy interesado en
comprometerse de inmediato con otra
aventura militar en el Medio Oriente. Con todo,
es evidente que sufre
la presión del partido republicano para tomar rápidamente, una línea más dura contra Irán; habida cuenta de que que la
retirada de las tropas estadounidenses de Irak ayuda a
extender la esfera de influencia de Teherán en la región.
De
todas formas, mientras haya tiempo, Estados Unidos hará entender
a Teherán lo
serio de su determinación y
del peligro de
demostrar su fuerza, lo que de
acuerdo a la escala de los estrategas de Washington, debe
provocar una determinada
ola de protestas, primero entre los iraníes
sencillos y luego crear incertidumbre
en el liderazgo político, sobre el curso
por ellos elegido.
Con toda probabilidad, el
tiempo de las acciónes militares no es inmediato, es
mas “el ataque contra Irán esta vinculado a problemas
graves, observa el periódico ingles Financial
Times. -Israel puede causar al programa nuclear iraní sólo pocos daños, mientras
que la respuesta de Teherán puede ser cruel”.
Por su parte, en Estados Unidos algunos militares
de alto rango y parte
de la propia población
aún no está convencida de una nueva guerra. Además,
el conflicto en el Golfo Pérsico, producirá como
resultado un alza
de los precios del petróleo, lo que potencialmente podría afectar economía global provocando una recesión
mundial. Por su parte,
Moscú a pesar de que considera que las nuevas
sanciones contra Irán y un
posible ataque militar estarían orientadas mas
que nada a derrocar régimen de ese país, recientemente
emitió una crítica
contra Teherán, por
su actitud de ignorar
los requerimientos de la comunidad
internacional, en relación
a la suspensión
de la construcción de la planta de enriquecimiento de uranio de Qom, según lo establecido
en las resoluciones pertinentes de la Junta de Gobernadores del AIEA y el Consejo de Seguridad de la ONU.
Por
lo visto, Rusia
esta dispuesta a ayudar a Irán a restablecer la confianza
de la comunidad internacional, con la condición de que este país se comprometa
con un trabajo más estrecho con el AIEA e inicie de inmediato
negociaciones serias con los interlocutores críticos de
su programa nuclear; máxime cuando
sobre la mesa de negociación, está la iniciativa rusa de solución gradual de la
crisis. Ello significa entonces que
las exigencias iraníes del cumplimiento de determinadas
condiciones son inaceptables. En contrapartida, Moscú llamó la atención sobre la implementación de exigencias
inadmisibles de cumplir por parte de
Teherán, que puedan socavar
la creación de condiciones para la
conducción de un diálogo pacifico con Irán y que
más bien
desemboquen en un conflicto militar.
En conclusión, es evidente que la forma mas adecuada de garantizar
que Irán no se convierta en una nación provista
de armas nucleares, es no aislar a Teherán sino todo lo contrario, más bien recrear las discusiones sobre el intercambio de
combustible y reinstalar las actividades de monitoreo de la AIEA.
Por: Euclides E. Tapia C. Profesor Titular de Relaciones Internacionales de la
Universidad de Panamá.